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8 de juliol del 2008

Tokio Hotel! - Parte 6

Quien sabe si Tom tiene esa ropa, pero le queda bien.
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- ¿No está? ¿Como qué no está? - Gritó Tom

- Pues eso, no está - le contestó Bill

- Eres un mentiroso compulsivo, Bill.
- No soy un mentiroso.
- ¡Sí, lo eres!
- ¡No lo soy!
- ¡A callar los dos! - gritó Mar, ya olvidada por la discusión de los gemelos -. Bill, demuestranos que dices la verdad.

- Muy bien - dijo Bill -. ¡Tomy!
- ¿Qué quieres padrastro? - respondió una voz desde debajo la cama.
- Ven un momento.
De debajo la cama salió un niño de cinco años, rubio, de ojos marrones y bastante parecido a los gemelos Kaulitz de pequeños. Tom aún al·lucinaba por el nombre del chico cuando Bill le dijo:
- Es tu hijo, Tom.
- Estás loco, yo no tengo hijos - le respondió Tom.
- Sí, tienes uno de casi cinco años.
- Impossible, debería haber nacido el año que cumplimos los catorce.
- Hace cinco años, ¿Qué le hiciste a nuestra prima segunda Marion?
- Nada.
- ¡Mentira! - dijo Tomy (el niño de antes) -. Hace cinco años la violaste.
- ¡Y tú qué sabes! - le gritó Tom.
- ¡Yo soy fruto de esa violación!
- ¡Una mierda!
- ¡Capullo!
- ¿Quién cojones educó a ese niñato malcriado?
- ¡Más respeto hacia tu hermano pequeño! - protestó Bill.
- ¿Criaste tú a esa cosa?
- Sí, y te acordarás de su cumpleaños solo porque és el mismo día que el tuyo y el mío.
- Ese maldito... ¿Nació el mismo día qué nosotros dos?
- Sí, y de momento tiene el carácter de su padrastro. Yo era igual de rebelde con nuestra madre.
- Me creeré eso, cuando él sea mayor.
- Lo crié yo. Marion me lo pidió, por eso no siempre hacía lo que nuestra madre me decía y me las piraba cada vez que lloraba. Era un especie de "abandona lo que estás haciendo y cuida de mí". Me lo llevaba a todas partes, en las excursiones del colegio también...
- ¿Por qué?
- Por miedo a que nuestra madre le hiciera lo mismo que a ti.
- ¿Le protegías de nuestra madre?
- Sí, no pude parar lo que te hizo a ti, pero pude impedir que le hiciera daño a tu hijo.
- Bill, ¿Por qué hacías eso? Nadie te lo pedía, ni mucho menos te lo suplicaba.
- Lo sé, pero Marion me pidió en secreto que le protegiera de todo.

Mientras esto pasaba en el hotel, Georg...
- Creo que ya has bebido demasiado, Georg - le dijo Ronald, el camarero, a Georg.
- Eso no és verdad... hip... Ronald, estoy sobrio - dijo Georg ya medio borracho.
- Vas borracho, deja de beber ya.
- Cuando vea vacas volando... hip... dejaré de beber.
- ¿Y elefantes rosas? - dijo un niño pequeño que estaba observandolo.
- Creo que esos sí que los veo - le contestó Georg.
- Dani, hijo - dijo Ronald -. Pasa a detrás de la barra.
- Sí papá - le contestó Dani.
- Me he mareado - dijo Georg.
- Debe ser que nunca has bebido tanto como para emborracharte - le contestó Ronald.
- Debe ser eso.
Acto seguido, Georg se durmió en la barra. Mientras en el hotel...
- "Ready, set go! It's time to run!... " - cantaba Bill.
- Empezamos bien. ¡Bill! ¡Cierra el pico! - gritó Tom.
- Siempre hace lo mismo, así que no te alarmes, papá - le dijo Tomy a Tom.
- No me hables niñato.
- Bueno, voy a buscar mi guitarra.
- ¿Tu guitarra? ¿Desde cuando tienes guitarra?
- Desde que cumplí los cuatro años.
- ¡Mentira!
- ¡SCHREI! -gritó Bill al oído de Tom.
- ¡Joder! ¿Quieres dejarme sordo? - dijo Tom.
- No, he encontrado a Georg.
Todos se giraron de golpe y dijeron:
- ¿En serio?
- Sí, está en un lugar donde nadie se atreve a ir menos los que vivien.
- ¿Dónde?
- En el barrio mas pobre de Madrid.
- Donde viven los sin-papeles, ¿no? - dijo Tom en plan borde.
- Por decir algo, sí.
- Vamos - dijo Gustav.
- Espera Gustav, Georg no tiene que vernos.
- ¿Como quieres qué no nos vea?
- Muy fácil - cogió su bastón, el que tenía cuando desterro a la Muerte, del suelo -. Nos transformaremos.
- ¿Puedo en un lobo? - preguntaron Tom y Tomy a la vez, a lo cual se dieron cuenta.
- Los dos sois hombres lobo, claro que podéis.
- ¿Y el resto? - preguntó Mar.
- Os transformaré en perros-lobo, yo incluido.
- Está bien - dijeron todos y Bill sonrió.
Minutos despúes, 2 lobos y 6 perros-lobo salían del hotel a toda prisa hacía el barrio pobre de Madrid. Tardaron dos horas en llegar, aún así localizaron enseguida a Georg, que seguía durmiendo en la barra del bar con unas cuantas botellas de cerveza a su alrededor. Entraron en el bar y se acercaron a Georg justo cuando este se despertaba.