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29 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 17 de Septiembre


Me levanté temprano, dejé un beso en la frente de Mar y bajé a prepara el desayuno para los dos desnudo. Cuando lo tenía todo preparado, apareció Billy vestido, maquillado y peinado y me dijo:
- ¿Tendré que preparar el desayuno otra vez?
- Sí, tendrás que prepararlo.
- ¿Hay algo entre tú y esa chica verdad?
- Preguntaselo a Paul, él está informado y yo tengo que irme antes de que alguien más me vea.
Cogí la bandeja y volví a la habitación de Mar. Dejé la bandeja en el escritorio y me tumbé al lado de Mar.
- Bill, te he visto - dijo Elisabeth apareciendo por la puerta -. La otra vez te vi en calzoncillos y ésta vez estás desnudo. La vas a traumar, pobrecita. ¿Qué te traes entre manos?
- ¿No puedo estar sólo con Mar?
- ¡No con estas pintas! Un momento... Está la ropa que llevabas ayer tirado por el suelo. ¿Qué has hecho?
- ¿Por qué no se lo preguntas a Lobezno y nos dejas solos?
- ¿Quién es Lobezno?
- Paul. Me gusta llamarlo así.
- Está bien, ya me voy.
Cuando Elisabeth se fue, Mar despertó.
- Buenos días princesa vampira.
- Buenos días Billicito. ¿A que viene lo de vampira?
- Me dejaste una marca de mordisco en la mano anoche y aún no se ha ido - le enseñé mi mano.
- Perdona, no quería hacerte tanto daño - dijo al ver el morado que me había salido alrededor del mordisco.
- No pasa nada, tranquila. Ya haré algo para que no se note.
Nos duchamos juntos. Empezábamos a soportar el hecho de vernos desnudos el uno al otro. Entonces, alguien abrió la puerta de la habitación.
- Bill, soy Paul. Te he traído ropa limpia para que no vuelvas a montar el numerito de esta mañana. Te la dejo encima de la cama.
- Vale, gracias - le dije.
- Que vaya bien tu ducha conjunta - me dijo de forma pervertida.
- Y a tí tu cita fantasmal - le dije de broma.
- No tiene gracia.
- Ya lo sé, pero necesitaba contrarrestar.
Paul se fue algo triste y enfadado. Me sentí mal.
- Bill - me dijo Mar -. No vuelvas a jugar con los sentimientos de alguien.
- Sí, lo sé. Me siento mal. Pero han jugado tanto con los míos que ya era una cosa normal para mí.
- Pobrecito... - me abrazó. Yo sólo tenía ganas de llorar por todas las veces que alguien había jugado con mi sentimientos.
Salimos de la ducha, nos vestimos y desayunamos. No queríamos salir de la habitación para nada del mundo hasta que ocurrió, justo antes de la una.
- Bill - dijo David apareciendo por la puerta -. Tenemos un problema abajo llamado Natalie Franz.
- Oh, no. Mi ex-maquilladora obsesa no.
- ¿Obsesa? - me preguntó Mar.
- Está obsesionada conmigo y quiere que me case con ella aunque ella está casada.
- Entonces es un problema para nosotros, ¿Verdad?
- Eso no es todo - me dijo David -. Cree que Billy eres tú y que te has vuelto gay e intenta hacer que Billy se case con ella aunque tenga que llevárselo a rastras.
- Vamos - dije serio.
Cuando llegamos al salón Billy estaba sentado en el sofá respirando con fuerza. Natalie a veces da unos abrazos tan fuertes que te cortan la respiración. Mientras Carlos y Natalie se estaban enfrentando en una "pelea de gatas" que tenía de espactador a Tom. Fuimos hacia Billy.
- ¿Te encuentras bien? - le pregunté.
- Algo mejor que cuando casi me muero - me respondió.
- Esa tía es una bestia - dijo Paul -. ¿Quién es?
- Mi ex-maquilladora, Natalie Franz. Tuve que despedirla porque se obsesionó conmigo - le respondí.
- No hace falta que me lo digas - me dijo Billy ya más recuperado -. ¿Cómo la sacamos de aquí?
- Cómo lo hice la otra vez. ¡Scotty! ¡Rex! ¡Jacob! ¡Diablo! ¡Scotty II!
Aparecieron mis 5 perros por la puerta. Són un Husky siberiano, un pastor alemán, un perro-lobo, un Dobberman y un labrador negro, respectivamente. El labrador es el que todas conocen.
- Chicos, allí está Natalie- les dije a los perros -. Ya sabeís lo que tenéis que hacer.
Diablo fue a la nevera a por nata y yo la puse en el morro de todos los perros, así parecía que tuvieran la rabia.
- ¡Grrrr! ¡Wroaf! - gruñió Diablo detrás de Natalie.
- ¿¡Que hacen ellos aquí!? - gritó Natalie -. ¿¡Aún nadie los ha vacunado contra la rabia!? ¡AAAAH!
Natalie salió de la casa corriendo. Una vez estuvo fuera del terreno, miró hacia la puerta y nos vió a mí, a Billy y a Diablo lamiéndose la nata.
- Hasta nunca Natalie. No vuelvas nunca - dijimos Billy y yo. Después cerramos la puerta de un golpe.
Comimos y estuvimos viendo Dragon Ball en japonés subtitulado al español toda la tarde. Tom estuvo enfadado toda la tarde conmigo por quitarle la diversión. Y yo y Billy, en toda la tarde, no dejamos de abrazar a nuestras respectivas parejas a menos que alguno de los cuatro tuviera que ir al baño.
Esa noche también dormí con Mar, aunque no pasó lo mismo que en la noche anterior. Nos pusimos a ver fotos mías y de Tom de pequeños.
- ¿Ese que llevas en los hombros es Tom? - me dijo Mar señalándome una foto de cuando tenía 14 años.
- Sí, ese es Tom. Yo ya había pegado el estirón y medía 1,75, mientras que Tom aún medía 1,45. Siempre que entrábamos al Instituto mientras tenía ese tamaño se ponía en mi espalda, poniéndo los pies en mi cinturón.
- ¿Y en ésta? ¿Porque tienes la cabeza vendada?
- Un abusón me rajó la cabeza mientras defendía a Tom. Me desmayé justo después de dejar K.O. al abusón y su grupo. Mira, aquí tienes la cicatriz - le mostré una parte de mi cabeza dónde se veía claramente la dirección de la cicatriz.
- ¿Te cruzó la cabeza de un lado hacia el otro?
- Sí. Las primeras horas dolía, pero después ya no. Mira, ésta foto es mi favorita.
- Aww... Que monos. ¿Qué le estabas enseñando?
- Le estaba enseñando Wookie.
- ¿Enserio?
- No, le enseñaba élfico y a la vez química avanzada y física cuántica.
- El Tom de antes del accidente era muy listo, ¿No?
- Su CI era de 50, pero su cerebro absorvía todo lo que le enseñabas. A veces creía que tenía un 170 o un 180.
- ¿Y tu CI de cuánto es?
- Es un 290. Soy superdotado.
- ¡Y con razón! 290 es muy alto.
- Por algo fui a Harvard a los 10 años y terminé todas las carreras que hice con 13. Más adelante pensaba en hacer Bellas Artes y Periodismo.
- Si tu vas a Harvard a estudiar Bellas Artes y Periodismo, yo iré a hacer periodismo para escribir mejor.
- Tú ya escribes muy bien mi amor, no te hace falta mejorar tu forma de expresar las cosas mediante la escritura.
- ¿Tú crees? Entonces no haré peridismo.
- La verdad es que para un escritor hacer periodismo es cómo decir que no sabe escribir y quiere aprender. Los mejores tienen un don natural.
- Según tú, yo sería de los mejores escritores.
- Exactamente - miré el reloj -. Vamos a dormir, que se hace tarde y mañana quiero llevarte a un sitio muy especial. Tenemos que levantarnos temprano.
- Está bien - dejó el álbum en el escritorio y vino a la cama -. Buenas noches mi amor.
- Buenas noches vampirita.
Nos quedamos dormidos abrazados el uno al otro.

28 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 16 de Septiembre


Me levanté más tarde que los otros días. No me importó demasiado. Billy habría hecho el desayuno por mí y yo he podido dormir toda la noche abrazado a mi chica. Mientras pensaba todo esto, Mar despertó.
- Buenos días Bill - me dijo.
- Buenos días mi amor.
Nos besamos y escuchamos un grito de murciélago en el techo. Miramos hacia arriba y vimos al murciélago vamipiro que nos llevamos ayer intenando encontrar un agujero sin luz.
- ¿Tienes algo en la parte de arriba del armario?
- No llego, así que... No, no tengo nada.
- Vale.
Me levanté de la cama y abrí la parte de arriba. El murciélago entró enseguida. La dejé un poco abierta, lo suficiente para que pudiera salir por las noches.
- Bueno... ¿Y ahora que hacemos? - me volví a tumbar en la cama a su lado, pero encima de la manta.
- No sé... ¿Qué quieres hacer?
- Podríamos ir a desayunar aunque también podríamos... Ya sabes... Eso...
- Bill, empezamos a salir hace apenas unas horas.
- Sí, lo sé. Pero yo te amo desde la primera vez que te ví y... Algunas noches... He tenido... -tragué saliva -. Sueños eroticos... Contigo...
- Bill, yo te amo desde la primera vez que escuché tu dulce voz hace cuatro años. Y cuando vi tu cara me enamoré aún más de ti.
La besé y ese beso se fue intensificando hasta que quedé encima de ella con lo que llevaba puesto, mis calzoncillos negros. Entonces se abrió la puerta y salí de encima de ella e intentamos disimular lo que había estado a punto de pasar.
- Bill, sabes que no puedes estar aquí - me dijo Elisabeth. Ella era quién había abierto la puerta.
- ¿Porque? - le pregunté con voz de cachorrito, abrazando a Mar.
- Tú mismo pusiste esa norma para que Tom no subiera aquí.
- ¿Acaso no leíste las excepciones cuando os di el papel con esa norma?
- ¿Que excepciones?
- Que yo o el novio de alguna de las chicas que duerma aquí podrá estar en la habitación de la chica que le corresponda. Aunque en mi caso, puedo estar en la que quiera.
- Un momento, voy a buscar ese documento.
- Vale, te esperamos sin hacer nada.
Cuando salimos de su campo de visión, nos besamos cómo si nos fuera la vida en ello.
- Es verdad que lo pone - dijo Elisabeth mientras entraba leyendo, lo que nos permitió dejar de besarnos sin que nos viera.
- ¿Ves? Tengo derecho a estar aquí - le dije.
- Esta bien, pero la próxima vez avisa si hay letra pequeña. ¿Bajaréis a desayunar?
- Más tarde.
Elisabeth se fue de la habitación y nos quedamos solos.
- Nos han interrumpido - le dije a Mar -. ¿Lo dejamos para otro momento?
- Sí, mejor - me contestó -. Por la noche, ¿Vale?
- Para cuando tú quieras.
Nos duchamos juntos y me fui a mi habitación a vestirme con la ropa de ayer en la mano. Cuando aparecimos ya era la hora de comer.
- ¡Ya era hora! - dijo Paul -. ¿Dónde has dormido esta noche Bill?
- ¿Y los demás? - le pregunté.
- Se fueron a comer a un Mc Donald's.
- Entonces, ¿Estamos los cinco solos? - dijo Mar mientras se sentaba al lado de Tomy y Goku, que sostenían a Luke y Leia.
- Sí. Bill necesito hablar contigo a solas.
- Sí, claro - le respondí y me llevó a "nuestra" habitación -. ¿Qué pasa?
- ¿Te le declaraste anoche a Mar? - me preguntó Paul.
- ¿Quieres saberlo?
- Sí, quiero saberlo.
- ¡Fue tan romántico! La llevé a cenar a "The Cave" y cuando nos dimos el primer beso, Jio gritó a todo el restaurante que yo tenía novia. Nos llevamos un zorro volador para hacer enfadar a su madre.
- Y has dormido con ella, ¿Verdad?
- ¿Tanto se ha notado?
- Elisabeth nos lo ha dicho cuando ha bajado.
- Tendría que haberle dicho que no dijera nada.
- Es que era el único sitio que nos faltaba por mirar antes de llamar a la policía.
- Podrías haberme olfateado, por algo eres un lobo.
- Sí, es verdad, pero Tom hace cómo una semana que no se ducha y a mi olfato eso es increiblemente apestoso.
- Tom es un guarro. Si fuera por él se ducharía una vez al año, pero cómo quiere que las chicas se fijen en él para llevárselas a la cama, se ducha antes de ir de fiesta.
Fuimos con Mar y los niños, preparamos la comida, comimos y nos quedamos jugando a un juego de matar zombies inventado por mí. Evidentemente los personajes supervivientes en el juego éramos nosotros cinco. Mar quiso jugar con nosotros. Cuando volvieron los demás, a la hora de cenar, nos encontraron jugando aún al mismo juego.
Durante la cena nadie dijo ni preguntó nada. Después de cenar cada uno se fue a su habitación. Dejé que pasara una hora antes de ir a la habitación de Mar.
- Creo que teníamos algo pendiente de esta mañana - le dije cuando me abrió la puerta.
- Sí, es verdad - me respondió. Mar ya iba en pijama y ese simple hecho me estaba provocando.
La levanté del suelo y empecé a besarla apasionadamente. No recuerdo cómo llegamos a la cama, pero en unos instantes ya estábamos encima de ella. Al mismo tiempo en el que Mar me quitaba la camiseta yo le arrancaba el pijama. Estábamos los dos e nropa interior cuando escuché los pasos de Elisabeth. Corrí hacia la puerta, le eché todos los cerrojo que tenía y salté encima de Mar.
- Creo que ahora no tendremos que preocuparnos por si nos interrumpen - le dije acariciándole la punta de la nariz con mi dedo.
- Calla y bésame - me dijo sensualmente. Y yo no iba a desaprovechar esa oferta.
Nos volvimos a besar. Casi no despegábamos nuestros labios. Ambos sabíamos respirar sólo por la nariz. Le quité las bragas con la mano mientras ella me bajaba los calzoncillos con los pies hasta dónde pudo. Terminé de quitármelos yo. Mar pudo notar mi pene erecto entre sus piernas.
- Espera... - dije entrecortadamente, despegándome de ella, con la respiración agitada -. Tengo... Que coger... Un condón...
Sin moverme mucho, cogí el condón del bolsillo delantero de mis pantalones, que estaban en el suelo. Lo abrí y me lo puse. Entonces le pregunté a Mar:
- ¿Lo has hecho alguna vez?
- No, ésta es la primera - me dijo.
- Ya somos dos.
Empecé a penetrarla muy poco a poco. Su vagina estaba por estrenar y mi pene también, aunque no era lo mismo. A medida que sus gemidos de dolor pasaban a ser de placer, aceleraba el ritmo. Los besos eran más largos, intensos y seguidos. La callaba con un beso cada vez que emitía un gemido más alto que los otros. Cuando sentí que iba a terminar, empecé a lamerle los pechos con cuidado. Podía coger sus pechos uno con cada mano. Seguramente las que eran grandes eran mis manos. Empezó a gemir más alto. Yo también gemía de placer. Los gemidos que daba yo no eran nada comparados con los de Mar. Dejé que mordiera mi mano izquierda para que no gimiera muy alto. Entonces el que soltó el gemido alto fuí yo. Terminé. Me tumbé a su lado sólo con empujarme con mi mano izquerda desde la cama.
- ¿Ya has terminado? - me preguntó Mar con la respiración accelerada.
- Ya no podía aguantar más - dije también con la respiración accelerada y miré el reloj de la mesilla de noche -. Hemos estado unas dos horas. Es medianoche. He salido de mi habitación a las diez menos diez.
- Te amo Bill.
- Yo también te amo.
La besé apenas unos segundos, me quité el condón, lo anudé e hice canasta en la papelera más cercana. También tiré el envoltorio de la misma forma. Cogí la manta para taparnos y una vez tapados, Mar se acercó a mi pecho y me abrazó. Yo también la abracé y después de besarnos, nos quedamos dormidos.

26 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 15 de Septiembre

Me levanté a las ocho y media. Me duché y me vestí. Entonces recibí un mensaje de texto de un número desconocido. Lo abrí y...
- Bill, ¿Estás bien? - me preguntó Paul.
- ¿Qué me ha pasado? - le pregunté.
- Te desmayaste al ver este mensaje de móvil.
- Léemelo.
- A ver... "Bill, soy Mar. Mis padres me han contratado cobertura internacional en el móvil, ya que, al final, voy a rodar la película contigo. Ya han firmado el contrato. El direcor vino a España para que lo firmaran. Te envío este mensaje para hacerte saber que llegaré dentro de seis horas al aeropuerto de Los Ángeles. Espero que me vengas a buscar al Aeropuerto."
- Tengo que irme - les dije.
- Bill - me dijo Billy -, ¿Acaso esa es la chica que te gusta?
- Puede que lo sea - dije ruborizado.
- ¡Es ella! ¡Lo he adivinado! Un momento... Si viene volvemos a rodar, ¿Verdad?
- Exactamente - le sonreí maliciosamente antes de ir a mi habitación a por unas cuántas cosas.
Recojimos nuestras cosas y volvimos a Los Ángeles en avión. Tío Sam nos traería nuestros coches dentro de unos días. Cunado llegamos, recibí otro SMS de Mar preguntándome dónde estaba.
- "Estoy en el aeropuerto. Me había tomado un descanso en casa de mi tío en Las Vegas. ¿Dónde estás?" - le respondí vía SMS.
- "¡Yo también estoy en el aeropuerto de Los Ángeles! Estamos en una cafetería de afuera esperandote." - me respondió.
- Aahh... Me está esperando... - suspiré y escuché risitas detrás de mí, pero no me importaron en ese momento -. Un segundo, ha dicho nosotras.
Llegué a la cafetería en la que estaba Mar y vi que había venido con Ana.
- Hola chicas.
- ¡Bill! ¡Que alegría volver a verte! ¿Cómo te encuentras? - me dijo Mar emocionada.
- Bien. No pensé en verte aquí Ana.
- El director me ha contratado para ser una secuaz de tu hermano malvado.
- ¡Uy que bien! - dijo Billy apareciendo detrás de mí -. Será secuaz mía.
- ¿Quién es él? - me preguntó Mar.
- Es mi hermano gemelo siamés idéntico Billy - le respondí -, pero él es gay.
- Hola - les dijo Billy.
- Ya lo creo que sois idénticos - dijo Ana -. Tenéis el mismo tono de voz.
- Y no sólo es el tono - dijo Mar -. Llevan incluso la misma ropa, el mismo peinado y el mismo maquillaje. Si Bill no fuera de incógnito, creo que nadie lo hubieran reconocido igualemente.
- Podemos probarlo antes de que me haga famoso - me propuso Billy.
- Vamos a casa, chicas - les dije.
- ¿A tu casa? - me preguntaron sorprendidas.
- ¿Por qué no? Aún tengo habitaciones y vuestros padres no pagarían vuestro hotel.
- Voy a llamarles - me dijo Mar. 
Mar habló con sus padres unos 15-20 minutos. Cuando colgó, me dijo:
- Nos dejan quedarnos con vosotros.
- Que bien - dijimos Billy y yo a la vez.
Fuimos a casa andando. Quedaba un poco lejos, pero un poco de ejercicio no hacía daño a nadie. Cuando llegamos, abrí la puerta y grité:
- ¡Hola Tom-to! ¡David! ¡Georg! ¡Gustav! ¡Elisabeth! ¡Hemos vuelto!
- ¿A quién llamas tonto? - me dijo Tom levantándose del sofá -. Te he estado esperando días. ¿Quiénes son ellas?
- Ellas son unas chicas catalanas que rodarán la película conmigo y Billy. Se quedaran aquí con nosotros.
- ¿Se lo has dicho a alguien?
- A sus padres. No tendrán que pagarles el hotel.
- Que remedio.
- ¡Bill! ¡Al fin vuelves! - dijo David entrando en el comedor.
- Hola David. ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Y estos pequeños? ¿Són Luke y Leia? Oh, hola chicas.
- Hola David - dijeron las dos a la vez.
- ¿Són ellas? - me preguntó David.
- Sí, son ellas - le dije -. Cómo ya te he comentado por teléfono, lo mejor sería tenerlas aquí. Así nos irá mejor para ensayar. Ah, tío Sam vendrá dentro de unos días con nuestros coches.
Les enseñé a las chicas las habitaciones en las que podrían estar en el piso de arriba. Elisabeth me pidió perdón por cómo se había comportado el otro día y les propuso a las chicas que durmieran a las habitaciones contiguas a la suya. Mar y Ana decidieron que estarían en habitaciones separadas. Después nos fuimos a comer. 
Después de comer, llegó Justin.
- ¡Hola Bill! ¡Has vuelto!
- Hola Justin - le dije -. Espero que hayas practicado canto.
- Joe me ha ayudado un poquito mientras estabas liado. He podido cantar Judas de Lady Gaga sin desafinar ni asesinar la canción. Y con la entonación correcta.
- A ver, canta.
Justin se puso a cantar Judas y me pareció que la cantaba una Lady Gaga de 17 años con voz de chico de 14. Fue tan gracioso, pero no me reí. Justin se había esforzado mucho para conseguir afinar y cantar en la entonación correcta.
- ¿Qué te parece? - me preguntó Justin al terminar.
- Sólo te falta cambiar la voz - le respondí -. Entonces estarás perfecto.
- ¡Genial!
Justin se quedó un rato con nosotros. Georg y Gustav también me pidieron disculpas por lo que había pasado. El único que no se sentía culpable era Tom. Odiaba que nuestros hermanos estuvieran allí.
Pasó la tarde y Justin se fue a casa. Entonces le pregunté a Mar:
- ¿Que te parece si te llevo a algún sitio a cenar?
- ¿Tú y yo solos? ¿No sería un poco sospechoso? - me contestó.
- No, tranquila. Iremos a un sitio que yo sé. Y si nos pilla algún paparazzi, simepre puedo decir que eres la actriz que sale conmigo en la peli haciendo de mi novia.
- Bueno, pero sólo porque eres mono - dijo sonriendo.
- "¡Ha dicho que soy mono!!! ¡Y ella es tan mona!!" - pensé emocionado.
- ¿Bill? ¿Te encuentras bien?
- Sí, estoy bien. ¿Nos vamos?
- Vamos.
Nos dirigimos andando hacia el restaurante. Mientras andábamos, Mar me cogió la mano. Cuando eso ocurrió, me puse nervioso y empecé a sudar.
- Bill, estás sudando. ¿Qué te pasa? - dijo algo asustada.
- Es que... Es la primera vez que voy con una chica que no es mi hermana a un restaurante solos y estoy algo... Nervioso.
- Tranquilo... Estaremos bien.
- Esto... ¿Has ido alguna vez en un restaurante que parezca una cueva?
- Una vez con mis padres, cuando era pequeña, en Venecia. Cuando volví hace cuatro veranos ya lo habían cerrado y el hotel de al lado se había quedado el local.
- Vaya... ¿Había algún elemento llamativo?
- Aparte de las estalacititas, había una gárgola y creo que estalagmitas, pero no me fijé bien en el suelo. Ah, y alguna pintura rupestre falsa.
- Pues en esta hay todo esto y murciélagos vivos.
- ¿Sueltos?
- Sólo los sueltan si a todos los clientes presentes les parace bien y no les molesta.
- ¡Guay!
- ¿Te gustan este tipo de cosas?
- Soy un poco gótica.
- Lo he notado. Pero no pensé que de carácter también.
- Pues sí, de carácter es dónde soy más gótica.
- Interesante...
Llegamos al restaurante. Se llamaba "The cave" (La cueva). Cuando entramos le pedí a Mar que se esperase en la puerta un momento, que iba a conseguir una buena mesa. Me dirigí al hijo del propietario y le dije al oído con voz de ultratumba:
- Jio... Jio Kaulitz... Te voy a matar... Ha llegado tu hora...
- Bill, tío, no tiene grácia - se giró y me vió con una máscara de una calavera -. ¡Joder! ¡No me mates! ¡Por favor no quiero morir!
- Te estoy tomando el pelo Jio - dije quitándome la máscara.
- Vale que seamos primos, pero eso no te da derecho a darme estos sustos.
- Jio... ¿Crees que podrías darme la mejor mesa de todo el restaurante?
- ¿Acaso tienes una cita?
- Bueno... Más o menos.
- ¿Te le vas a declarar hoy?
- Puede... ¿Me vas a dar esa mesa o no?
- Tienes suerte de que aún esté libre.
Fui a recoger a Mar en la entrada con Jio y él nos llevó hasta la mesa indicada. Era la que estaba al lado de la ventana y tenía más jaulas de murciélagos encima.
- Esto... ¿Que quieres comer? - le pregunté.
- ¿Qué es esto de espaguetis a la salsa Kaulitz? - me dijo Mar.
- Jio...
- Es una salsa que mezcla queso Cabrales y queso Roquefort... - dijo Jio.
- No me digas más - le interrumpió Mar -. Ya sé que quiero.
- De acuerdo, unos espaguetis a la salsa Kaulitz.
- Que sean dos - le dije a Jio -. Sabes que me encanta cómo la hace tu madre.
- ¿Y para beber?
-¿Quieres coca-cola? Tienen coca-cola. ¿Te gusta la coca-cola Mar?
- Sí, me gusta - me respondió ella con una sonrisa.
- Entonces dos coca-colas.
Jio se fue y entonces Mar me preguntó:
- Ese chico es familia tuya, ¿Verdad?
- Sí. Mi bisabuelo tuvo 20 hijos y mi abuelo tuvo 5. Hay Kaulitz casi por todo el mundo. Pero todos somos originarios de Alemania.
- Cómo deben ser las comidas familiares. ¿Un show verdad?
- Sí. A veces los adultos están tan borrachos que los jóvenes nos sacamos una pasta vendiendo entradas para que la gente vea a nuestros padres haciendo el idiota borrachos. A veces incluso dejamos a la gente que lo grabe por un precio no muy alto y también vendemos DVD's de veces anteriores.
- Cómo sois.
- Siempre aprovechamos oportunidades de negocio.
- No me gustaría que mis hijos fueran así.
- A mí tampoco, pero sacamos entre 10.000 y 100.000 euros cada vez para cada uno de nosotros.
- Creo que sí que me gustaría que mis hijos fueran así.
Llegó Jio con nuestro pedido y lo dejó en la mesa. Luego me preguntó:
- ¿Suelto a los murciélagos? Las otras mesas están de acuerdo.
- Mar, ¿Te gustaría que soltaran a los murciélagos?
- Vale, será divertido comer con ellos revoloteando e intentando quitarnos la comida. ¿Pueden quitarnos la comida?
- Han comido antes, pero si alguno se ha quedado con hambre puede intentarlo - le dijo Jio a Mar.
- No pasa nada si lo intentan.
- De acuerdo, ahora los suelto.
Jio se fue y minutos después se abrían las jaulas de los murciélagos. Estuvimos comiendo y a la vez asustando a un murciélago vampiro que al final se fue a otra mesa. Después de cenar y pagar la cuenta, le pregunté a Mar:
- Esto... ¿Hay alguien que te guste? - dije algo ruborizado.
- Bueno... Sí lo hay, pero no te diré quién és - dijo ruborizada -. ¿Porque quieres saberlo?
- Por nada...
- Bill, dímelo.
- Bueno... Es porque... Tú... A mí... Me gustas...
- ¿Te... Gusto...? - dijo totalmente ruborizada.
- Sí... - ahora el ruborizado y rojo cómo un pimiento era yo. Bueno, los dos -. Mejor... Dicho... Te amo...
- Bill... Yo... También... Te amo...
Justo después de que ella dijera eso, creí que mi corazón saldría de mi pecho y se pondría a baliar la coreografia de "Thriller", el "moonwalk" y finalmente volvería dentro de mi pecho. Justo después de comprobar que eso no había pasado, le pregunté:
- Entonces... ¿Quieres salir conmigo?
- Yo... Sí, quiero salir contigo.
La besé. Fue un beso muy leve, pero lo suficiente largo cómo para que Jio lo viera.
- ¡Es oficial! - gritó Jio desde el otro lado del restaurante -. ¡Mi primo se ha echado novia!
- ¡Jio cállate! - le grité.
- ¡Vale primo!
Nos fuimos del restaurante. Sin que se diera cuanta nos llevamos una de las crías de zorro volador que tenía para joderle un poco. Cuando llegamos a casa no tenía ganas de ir a mi cama a dormir con Paul y me fui con Mar a su habitación. Esa noche dormimos juntos y abrazados el uno al otro.

24 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 14 de Septiembre


Me levanté a las nueve. No había ninguna necesidad de levantarse temprano. Me duché y me vestí. En casa de tío Sam, todas las habitaciones también tienen ducha. Cuando fui al comedor, todos estaban desayunando.
- Buenos días Bill - dijeron todos.
- Buenos días chicos - contesté, y me senté a desayunar con ellos.
- Paul me ha dicho que le has comentado la pérdida de memória de Tom pero no le has dicho cómo pasó - me dijo tío Sam -. ¿Porque no lo cuentas? Yo también quiero saberlo.
- Mejor no.
- Bill - dijo Paul -, sé que lo pasaste muy mal cuando eso ocurrió, pero tenemos derecho a saberlo.
- ¿Qué ocurrió? - me preguntó Billy.
- Fue  un año después de volver de Las Vegas. Teníamos 15 años. Volvíamos a casa después de haber ido de compras a Berlín cuando, de repente, un coche del otro carril se vió obligado a invadir el nuestro sin tener tiempo a mirar. Impactó direncto en los asientos traseros. Allí estábamos Tom y yo. Tom intentó protegerme del golpe a la vez que yo hacía lo mismo con él, pero no sirvió de nada. Tom recibió el impacto directo en la zona de la memoria y la perdió toda. Durante estos años he intentado que la recuperara, pero ha sido imposible.
- ¿Porque el otro coche se emtió en vuestro carril? - preguntó Natalia.
- Intentó esquivar un camionero borracho que iba haciendo eses. Por supuesto, detuvieron al camionero.
- ¿Estás llorando? - me preguntó Carlos.
- No... - levanté la cabeza -. ¡Sí! ¡Quiero a mi Tom de vuelta!
Estuve llorando una hora y media acurrucado al pecho de Paul. Eso sí, se está tan cómodo en su pecho. Creo que voy a usarlo de cojín. Cuando ya me hube calmado un poco, apareció un animal que yo conocía muy bien.
- ¿Cómo ha entrado un león aquí? - preguntó Jorge asustado.
- Simba - susurré -, ven pequeño. 
Simba vino a mi lado y pasó la lengua por mis ojos en un intento de secarme las lágrimas.
- Tranquilo chico - le dije acariciandole la cabeza -, estoy bien. Sólo eran unos recuerdos del "Tom bueno".
Simba asintió y se tumbó a mis pies.
- Parece que lo tienes bien domesticado - me dijo tío Sam.
- Para él, soy el hombre que le salvó la vida cuando el "Tom malvado" mató a su madre mientras daba a luz.
- ¿Tom mató a una leona? - me preguntaron todos, sorprendidos.
- Sí, la mató para hacerse una manta de piel de león. Creyó que estaba muriendo y la mató.
- Tom es idiota - dijo Jorge -. Y lo será hasta el fin de sus días.
- No si recupera la memória - dijo Billy -. Tal y cómo ha dicho Bill que ocurrió, en caso de que Tom recuperase la memória, volvería a ser el mismo de antes del accidente.
- Exactamente - le dije -. Volvería el Tom al que tanto quiero y que, aunque tuviera un bajo coeficiente inteliectual, era muy listo.
- Bill - me dijo Paul -, ¿De qué forma amas a ese Tom?
- Era cómo si tuviera un hijo.
- ¿Un hijo? - se sorprendieron todos excepto tío Sam.
- Yo ya lo sabía - dijo tío Sam -. Ese pequeñajo era capaz de sacarle una sonrisa a Bill sin apenas hacer nada. Ahora sólo sonrie cuando lo enfocan las cámaras y es una sonrisa triste.
- ¿Tanto se me nota? - le pregunté.
- Se te nota demasiado.
- Tío Sam, ¿Cómo están Luke y Leia?
- Ahora te los traigo.
- ¿Quienes són Luke y Leia? - preguntó Paul.
- Són mis hijos con Tom.
- ¿Cómo pasó eso? - me preguntó Carlos.
- Un día, después de golpearme a placer, decidió que me hiciera una operación de combio de sexo con implante de ovarios y vagina. Aún está en fase experimental, pero yo fui el primer hombre con el que lo probaron. Después me violó durante un mes entero. El 5 de Abril nacían ellos y yo volvía a operarme. Ahora ya tienen un año.
- Tom es un cerdo - dijo Natalia.
- Violar a su propio hermano es tan... ¡Asqueroso! - dijeron Billy, Satán, Carlos y Jorge.
- Bill, aquí los tienes - dijo tío Sam apareciendo con Luke y Leia.
- Dios, cuánto han crecido mis pequeños - dije, y luego me dirigí a tío Sam -. Dámelos, por favor.
- Que conste que los he cuidado bien y que aún no saben andar.
- ¿Hablar si saben?
- ¡Papi! - dijeron Luke y Leia al reconocerme.
- Mis pequeños. Veo que os acordais de mi - los abracé.
- Que monos - suspiraron todos.
- ¿Qué es esa peste? - dijo Paul.
- Luke, ¿Que has hecho? - le pregunté a Luke.
- Caquita - me respondió sacándome la lengua y guiñándome el ojo.
- Vamos a cambiarte el pañal. Leia quédate aquí y pórtate bien.
Fui al baño a cambiar a Luke. La peste que desprende cuando caga es impresionantemente fuerte. Es lo mismo que oler un montón de comida que se está descomponiendo desde hace un mes. Cuando volví, Paul estaba levantando a Leia en el aire.
- Veo que te has encariñado con ella, Paul - le dije.
- Es que es muy mona. No parecen hijos de Tom.
- Sí se aprecen mucho a mí. Por cierto, ya es hora de comer, ¿Qué hacemos?
- ¿Quereis que haga algún plato japonés? - preguntó Natalia -. Mi madre me enseñó a hacer varios cuando era pequeña.
- No estaría mal - dijimos todos a la vez.
Natalia cocinó Onigiri, Yakisoba, Tatsudon, Curry y Tempura. Repetimos diez veces cada uno de todos los platos. Después de comer, les llevé a una tienda de ropa gótica que yo conocía y les dije que podían comprarse lo que quisieran, que todo iba a mi cuenta.
Cuando salimos de ahí, Bill y yo parecíamos salidos de un ritual satánico. Llevábamos hasta los labios pintados de negro. Íbamos con botas de tacón, pantalones negros, cinturones con calaveras, camisetas de AC/DC, muñequeras, guantes, collares, cadenas, un piercing de unas espada láser roja en la oreja y, lo más importante. Aprovechamos para volver a hacernos la cresta.
- Creo que nos hemos pasado toda la tarde aquí dentro comprando - dijo Paul, llevando una camiseta de Iron Maiden que se había comprado, ajustada a sus músculos.
- ¿Nos vamos a casa? - propuso Carlos. Él se había comprado un pañuelo con una calavera estampada que en esos momentos sustituía su gorra.
- Creo que será lo mejor - dijo Jorge. Él no se había comprado nada. Se había limitado a babear viendo a su mujer probarse modelitos distintos.
- Jorge, has sido el más soso de todos. No te has comprado nada - dijo Satán. Él se había comprado un cráneo de dinosaurio de plástico. Dijo que quedaría bien en su habitación.
Llegamos a casa de tío Sam, cenamos y nos fuimos a la cama.

22 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 13 de Septiembre


Me desperté en un sitio desconocido y con un peso encima. El peso era Paul. Lo eché hacia un lado descubriendo que estábamos los dos desnudos. Parece que nos habíamos pasado con el alcohol. Tenía un dolor terrible de cabeza. Me levanté y busqué el baño para ir a ducharme. También me dolía el culo. Algo pasó anoche y, para empezar, era Martes 13, día de mala suerte.
- ¿Bill? - dijo Paul mientras estaba en la ducha.
- Estoy en la ducha.
- ¿Y dónde se supone que está la ducha?
- La puerta que hay al lado de la cama.
Paul entró al baño sin llamar y se miró al espejo.
- Me duelen la cabeza y los testículos. ¿Qué demonios hice anoche? - se dijo a sí mismo.
- Paul, ¿Tengo algo en el culo? - me dí la vuelta para que lo viera.
- Parece cómo si te hubieran dado con un pene del mismo tamaño que el mío.
- A mí me duele el culo y a ti el pene. Relaciona ambas cosas y, ¿qué tenemos?
- Que te he estado dando por culo toda la noche. Un momento... ¿Cuando he hecho eso? És imposible, ninguno de los dos es gay.
- Geneticamente, puede que nuestros hermanos siameses nos hayan pasado esos genes y sólo sea una pequaña parte de nuestra orientación sexual casi imperceptible. ¿Cuál es tu siamés?
- Tom, estábamos pegados por el brazo.
- Ahora entiendo el tatuaje. Antes de que Tom perdiera la memória, él era abiertamente gay. Cuando la perdió, se volvió cómo es ahora.
- ¿Querías a ese Tom?
- Era muy mono y le encantaba la física cuántica y la química avanzada. Yo le ayudaba a aprender eso. Además, tenía un carácter muy agradable.
- Bill, lo que ha pasado esta noche será nuestro secreto, ¿De acuerdo?
- Y no tenemos que contárselo a nadie.
Llegamos a casa con resaca y doloridos, cada uno en la parte que le pertocaba.
- ¿¡Dónde estábais!? ¡Quedamos en que llegaríais anoche antes de las tres! - nos gritó Elisabeth.
- Bill, he venido a por mi clase - dijo Justin apareciendo al lado de mi hermana.
- No me encuentro muy bien - dijimos Paul y yo a la vez.
- ¡Eso no es excusa! - gritó Georg.
- ¿¡Dónde habéis pasado la noche!? - gritó a la vez que preguntaba Gustav.
- ¡ALEJATE DE MI BILL Y NO LO TOQUES! ¡NO ME CREO QUE SEAÍS HERMANOS MÍOS Y NUNCA LO CREERÉ! - gritó Tom a todo pulmón mientras me cogía del brazo y se me llevaba a su habitación. Allí me encerró durante unas horas.
Durante ese plazo de tiempo en el que estuve encerrado, escuché gritos y quejas, a la vez que pasos y equipaje tirado por ventanas.
- ¡VOLVED A VUESTRA PUTA CASA! - gritó Tom a mis cinco hermanos de repente.
No pude evitar llorar en ese preciso instante. Les había cogido cariño a todos. Grité a todo pulmón. Toda la ciudad de Los Ángeles podía oírme si gritaba al máximo. Aún así no lo entendieron. Tom, Georg, Gustav y Elisabeth los echaron de casa cómo quién tira algo a la basura. Cuando Tom abrió y me vió llorando, me preguntó:
- Pequeño, ¿Qué te pasa?
- Que me voy de aquí, eso pasa.
- Pero, ¿Porque?
- Has echado a nuestros hermanos sin escrúpulos. Me voy de esta casa antes de que me contagies tu estupidez.
- Bill, ellos no són nuestros hermanos.
- Sí lo són.
- ¿Tienes pruebas?
- Me voy a hacer las maletas.
Fui a mi habitación y empecé a sacar ropa de mi armario y ponerla en una maleta especial que tenía yo. Esa maleta no tiene fondo y puede ponerle cualquier cosa que no pesa casi nada. Después cogí mi maquillaje y demás cosas, libros incluidos. Cuando lo tuve todo en la maleta, la cerré y salí de mi habitación. Salí de la casa y subí mis cinco coches a un camión que tenía y me fuí a la búsqueda de mis hermanos. Pero antes pasé por el banco y les pedí que bloquearan el acceso a mi cuenta bancaria a Tom y Elisabeth. Los vi en el parque y pude escuchar su conversación de lejos.
- ¿Cómo quieres que Bill venga despúes de cómo nos han echado? - dijo Satán.
- Va a venir. Confío en él - dijo Paul.
- ¿Porque confías en él? - dijo Natalia -. Apenas lo conoces.
- Paul, ¿Hay algo que no nos hayas contado? - dijo Carlos.
- Carlos, recuerda que desde que murió Cristina, Paul apenas ha confiado en nadie - dijo Billy -. Si confía en Bill, será por algo.
- Chicos - todos se giraron a mirarme -. Hola.
Paul no pudo contener las ganas de abrazarme. Los niños también me abrazaron, concretamente mis piernas.
- Vale - dijo Jorge -. ¿Ahora que hacemos?
- Tendremos que buscar un sitio en el que vivir - dijo Natalia.
- De momento, sé dónde podemos ir - dije -. Sólo habrá que conducir hasta Las Vegas.
Subimos el coche de Carlos y las cosas de todos al camión y los chicos se puso en la cabina- limusina que tenía. Puro tunning de la casa Kaulitz. Nos paramos en una estación de servicio a la hora de comer.
- Bill, ¿Estás cansado? - me preguntó Billy mientras comíamos.
- No por ahora, pero necesitaré alguien que conduzca por la noche - le contesté -. ¿Alguien tiene carné de camionero?
- ¡Yo! - dijeron Billy y Paul a la vez.
- Vale. Paul duerme ahora y Billy conduces por la tarde.
- A mí me toca conducir por la noche - dijo Paul.
- ¿Porque querías saberlo? - preguntó Carlos.
- Porque si varios podemos conducir en diferentes horas, llegaremos antes a Las Vegas - le respondí -. Además, Tom no sabría llegar a casa de Tío Sam a menos que Elisabeth se lo indique.
Después de comer, Billy condució y Paul intentó dormir mientras yo, Tomy y Goku jugábamos a un juego de lucha que yo mismo había creado con todos los miembros de la familia.
- Tío Bill, ¿Cómo has hecho eso? - me preguntó Goku.
- ¿Hacer el qué? - le respondí.
- El Kamehameha.
- Es que juego mucho y esto aparece hacia el nivel 50.
- ¿Contra quien juegas?
- Contra el juego. Modo historia. Me lo he pasado diez veces.
- ¿Puedo jugar en modo historia - preguntó Tomy.
- Espera que te hago el personaje.
Cogí el ordenador portátil, le conecté la targeta de memoria en la que estaba el juego e introducí las características y el carácter de Tomy a la vez que hacía su personaje en 3D. Después volví a enchufar la targeta y Tomy pudo jugar con su propio personaje en el modo historia. Mientras, fuí preparando los personajes de mis hermanos y sobrinos.
Llegamos a Las Vegas al anochecer. Le fuí indicando a Billy por qué calles debía ir hasta que llegamos a casa de tío Sam. Mejor dicho, mansión. Bajé del camión para llamar al interfono.
- ¿Si? ¿Quién es? - me preguntó tío Sam por el interfono. Tío Sam tiene una voz intermedia entre la de un hombre y la de una mujer,. bastante parecida a la mía.
- Tío Sam, soy Bill. Traigo el camión y a mis hermanos y sobrinos reencontrados. Hemos huído de Tom y necesitmos un sitio dónde escondernos por un tiempo.
- Pasad.
La reja se abrió y entramos el camión. No había mucha distancia entre la puerta de la mansión y la reja. Tío Sam ya estaba en la puerta y le indicó a Billy dónde aparcar el camión. Bajé y abrazé a mi tío.
- Tiempo sin verte, tío Sam - le dije cuando lo solté.
- ¿Qué ha hecho Tom esta vez para que vengas con tus hermanos reencontrados? - me preguntó tío Sam mirándome fijamente a los ojos con sus ojos color lila.
- Tom los ha echado de casa, sin creerse las pruebas de ADN, cuando volví de fiesta con Paul.
- Ah, si. El pelirrojo que se quedó atrapado en el ascensor con su novia por culpa de tu "doble".
- Sí, ese mismo.
- Coged vuestras cosas y entrad - les dijo tío Sam a mis hermanos y luego se dirigió a mí -. Os daré las mismas habitaciones que cuando eras pequeño.
- ¡Genial!
Tío Sam es un hombre muy amable, es el hermano de mi padre. Mide 1 metro 80 y tiene el pelo natural de color madera. Todo un fenómeno que las leyes de la genética aún no han podido entender. Tío Sam también es un vampiro, mamá lo convirtió hace años, cuando él apenas tenía 18. Nos indicó nuestras habtiaciones y nos fuimos a dormir todos excepto Paul, que se quedó hablando con tío Sam hasta tarde.
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Y así transcurrió ese Martes 13 de Septiembre.


Gute Nacht!!!


Bill.