Cómo añadir comentarios

Para añadir comentarios, haced clic en "X comentarios" (X es un número) y, si no tenéis una cuenta de las que dice, podéis dejar un comentario anónimo con vuestro nombre si quereis, así me será más fácil identificarlos.

7 d’octubre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 18 de Noviembre


Mar ya me ha devuelto mi diario. Vuelvo a ser yo, ¡Bill Kaulitz!
Lo que hablé con el padre de Mar fue la posibilidad de que pudiera hacer un anillo de c********o yo sólo con su ayuda para pedirle a su hija... Creo que ya se lo imaginan.
Me levanté al mismo tiempo que su madre y fuimos los dos a preparar algo para desayunar. Su madre es algo bipolar. No le gustó nada que yo viniera con su hija, pero ahora, justo unas horas después de llegar, me habla cómo si me conociera de toda la vida.
Después de desayunar, me llevé a Mar en el Lamborghini a Barcelona. Quería que me hiciera de guía turística, ya que ella era de la casa. Aparqué en un párquing que había cerca de una catedral que Mar me indicó.
- ¿Ahora adónde vamos? - le pregunté.
- Vamos a ver esta catedral y a la ciudad Romana de Barcelona, por ahora.
La catedral es realemente bonita. Justo al lado había una de las entradas a la ciudad romana de Barcelona: Barcino. No era gran cosa, pero era ideal para rodar una peli de vampiros. Después nos fuimos a "Passeig de Gràcia" y empezaron las compras. Había varios "El corte Inglés", incluso me mostró una calle gótica en la que ella no había entrado nunca. Nos pasamos la mañana de compras. Fuimos comer a urestaurante de "la Rambla", llamado "Viena". Era de bocadillos y demás, pero nunca había comido un bocadillo tan bueno. Después fuimos a ver monumentos históricos de la ciudad: La "Sagrada Familia", la "Pedrera", "Casa Batlló", "Casa Ametller", "Parc Güell", etc...
Mientras hacíamos toda la ruta modernista, pasamos por delante de una tienda Apple. Entonces dije:
- Debería visitar a Steve.
- ¿A Steve Jobs?
- Sí, somos amigos. ¿No te lo había dicho?
- No, no me lo habías dicho. Jobs murió el 6 de Octubre de su cancer.
- Jobs... ¿Ha muerto?
- Sí, Bill. Jobs está muerto.
Caí al suelo de rodillas. Murió mientras yo dormía. Maldito cancer incurable. Jobs era una mente brillante y, según él, sólo había un digno sustituto suyo: Yo. Entré en la Apple Store y adquirí el iPhone 4S, el nuevo iPod y iPod nano y 2 iMac de 27 pulgadas, uno para Mar y otro para su padre.
Salí de allí con lágrimas en los ojos. No podía creer que fuera verdad. Era el heredero de Jobs y nadie más tenía los planos del iPhone 5. Debo terminarlos y, a la vez, estar con mi familia y tocar con mi banda. Era un reto. Nadie debía saber que los planos del iPhone 5 estaban en mi poder.
Fuimos a un centro comercial llamado "Maremagnum". Esta junto al mar. Es bastante impresionante. El techo de la entrada estaba hecho de espejos. Terminamos comprando todas las expansiones de "Los Sims 3", ya que era compatible con iMac y Mar tenía el juego en casa.
Volvimos a su casa e instalamos los iMacs. Su padre y se puso a tocarlo todo par saber cómo funcionaba. Cuando le pasaba algo porque había presionado demasiadas teclas a la vez, me llamaba. Mar había instalado ella sola Los Soms 3 y sus expansiones mientras yo iba y venía del taller de su padre. Además, instaló varios parches y actualizaciones, aparte de contenidos extra, que habían salido.
Fuimos a domri temprano. No sé si mañana podré escribir en mi diario, voy a estar muy ocupado.

4 d’octubre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 17 de Noviembre


Hallo! Soy Mar. Hoy voy a escribir este día en el diario de Bill para que quede constancia de lo ocurrido. Para empezar, sólo han pasado 2 meses desde que Bill se fue. Lo hecho de menos. Jackeline, Elisabeth y yo somos grandes amigas. Siempre vamos juntas a todas partes. Tom ha empezado a llamarnos "El trío medio-gótico". Jackeline y yo hemos pasado de medir 1.50m a medir 1.90m y 1.85m respectivamente. La única ropa que me he comprado nueva fue la ropa interior. El resto de ropa que me pongo es de Bill. Y también uso su maquillaje. Voy maquillada igual que él. Hoy es mi cumpleaños. Han venido los padres de Bill expresamente para ver a sus hijos y, sobretodo, conocerme.
- Así que tú eres Mar - me dijo Simone -. Realmente tu tipo de sangre es uno que no estaba a nuestro alrededor.
- Pues mire que és un tipo de sangre bastante normal - le respondí.
- Es que resulta que el tipo de sangre de Jörg, y también el de los niños, es AB+. Excepto Tom, el heredó el de cuando yo era humana, un B-. Y, por favor, tuteame.
- De acuerdo... Suegra.
Todos nos pusimos a reír, pero era verdad. Simone y Gordon iban a ser mis suegros si sacaba a Bill de su sueño de 100 años.
- Te hemos traído esto - me dijo Gordon mientras me daba un cuaderno -. Es el diario de Bill. Creímos que estaría bien que lo tuvieras tú.
- Gracias -. Leí todo lo que Bill había el último día que había escrito y le dije a Paul -. Realmente me ama.
- Desde que te mordió, tienes una extraña habilidad para adivinar los sentimientos de otros, aunque no los tengas delante - me dijo Paul.
- Siempre que acierto algo, cómo lo de Tom y Jackeline, me dices lo mismo.
- Es que es extraño que un vampiro pase sus habilidades.
- Creo que no te la ha pasado - dijo Simone -. Tengo la sensación de que es una habilidad que dormía en tu interior y cuando Bill te mordió, ésta despertó.
- Es verdad - dijo Gordon -, Bill no tenía una habilidad tan rara.
- ¿Hay alguna manera de sacarle del ataúd antes de los 100 años? - preguntó Billy. Le había crecido el pelo desde la última vez que Bill lo vió.
- Sí, hay una que no le dije a Bill - dijo Simone -. El amor de su vida puede abrir el ataúd antes de los 100 años para dsepertarle.
- Vamos a Alemania - dije decidida.
Llegamos a Hamburgo en unas horas. Simone me indicó dónde estaba la recámara con los ataúdes. Antes de entrar, Simone me dijo
- Querida, el ataúd de Bill és el único que está cerrado. No quiero que te asustes cuando lo abras, sé que eres una chica valiente. Cuando lo hayas abierto ,sólo tú y un hombre lobo pueden sacarlo. Si no puyedes con el peso de Bill, llama a Paul.
Entré en la recámara y me dirigí al único ataúd cerrado, el del centro. Lo abrí y lo vi. Bill era sólo piel y huesos, pero respiraba. Se le marcaban hasta los dientes en las mejillas. Lo cogí con cuidado. Me apreció que cogía una momia. Con lo que a mí me gustan las momias, coger a alguien que parece una era una experiencia única.
Saqué a Bill de allí. Cuando todos lo vieron, les dió algo de asco y sorpresa por el aspecto que tenía.
- ¿Porque tiene este aspecto? - preguntó Carlos.
- Porque los medio vampiros necesitaís comer comida humana de vez en cuando. Si dormís cien años despertaís cómo Bill y bastante débiles - le respondió Simone -. Vamos a dejarlo en su cama.
Simone me acompañó hasta la habitación de Bill. Lo dejamos en su cama tapado con la manta y luego bajamos. Todos se estaban riendo de algo.
- ¿De qué os reís? - les pregunté.
- Los chicos estaban proponiendo de gastarle una broma a Bill - dijo Gordon.
- ¿Qué clase de broma? - preguntó Simone.
- La decimos a Bill que Mar es en realidad la biznieta de Mar y que Mar murió después de dar a luz al abuelo de la chica, a ver cómo reacciona - dijo Paul.
- Sí que me matas pronto - le dije.
- No se nos ocurría otra manera. Además me gustaría ver la cara que pone.
- Lo vas a hacer llorar. Yo tengo otra idea mejor - les expliqué a todos mi idea y estuvieron de acuerdo.
Bill se despertó del todo al mediodía. Paul lo escuchó bajar y empezamos con el plan para asustarle. Cuando Bill apareció en el comedor, preguntó:
- ¿Han pasado ya 100 años?
- Sí, han pasado 100 años - dijo Gordon -. Y Mar no te ha echado demasiado de menos.
- ¿A que te refieres?
- ¿Porque no lo ves tú mismo?
Me abracé a Paul y él le dijo:
- Ahora es mía. Eso te pasa por abandonarla. Deberías darme las gracias por haberte permitido verla otra vez.
- ¡Eres un cabrón! - reaccionó Bill. Agarró a Paul de las rastas y tiró de ellas. Paul le agarró el cuello y lo tiró al suelo.
- ¡Tío, era broma! - le dijo Paul a Bill -. Mar sigue siendo tuya.
- ¿Qué? - dijo Bill -. Explicamelo.
- En realidad sólo has dormido dos meses. Y hoy es el cumpleaños de Mar, así que mamá y Gordon vinieron y nos dieron tu diario. Después de leerlo, Mar quiso venir a rescatarte.
- ¿Tenéis mi diario? ¿Que parte habeís leído?
- Todo - le dije a Bill, dirigiéndome hacia él.
- ¿Quién es ella? - preguntó Bill.
- ¿Ni siquiera te acuerdas de mi olor?
- Es que... Hueles igual que yo.
- Porque llevo tu ropa.
- No se me ocurre quién... - lo interrumpí con un beso -. Ya me acuerdo. Si que has cambiado, princesa vampira.
- ¿No tienes hambre? Deberías comer algo, estás muy débil.
- Si, tengo tanta hambre que me comería un rebaño de elefantes.
Bill se comió toda la comida que quedaba mientras veíamos Star Trek por la tele. Cuando terminó de comer se quedó dormido con la cabeza encima de mis piernas. Más cómodo imposible.
- Ha dormido dos meses, ¿Cómo puede dormir ahora? - dijo Paul.
- No es la primera vez que le pasa - dijo Simone -. La otra vez fue cuando Tom perdió la memória - dijo Simone -. Se escapó y lo encontramos ocho meses después. Cuando se despertó después comerse todo lo que le cabía en el estómago y dormir unas horas, volvía a estar cómo antes.
Y al cabo de unas horas, volvía a estar cóm cuando se fue, sólo que tenía el pelo más largo, igual que Billy.
- Tendremos que ir a terminar la peli - dijo Bill.
- No te preocupes por eso - dijo Billy -. La peli se estrenará el mes que viene. La terminé yo haciendo los dos papeles.
- Entonces ya haremos alguna todos juntos - propuso Bill - ¿Qué os parece?
- No es mala idea - le dije - Pero yo tengo que volver a España. Aún soy menor.
- Iré contigo. Quiero conocer a tu familia.
- Está bien.
- Paul, ¿Nos mandas el equipaje por correo aéreo?
- Si quieres incluso te lo traigo volando con Carlos o Jorge - dijo Paul.
Bill y yo nos fuimos al aeropuerto y cogimos el primer vuelo a Barcelona. Llegamos en un par de horas a Barcelona. Yo ya había llamado a mis padres diciéndoles que pasaran a recogernos. Nunca se imaginaron que su hija estaría tan alta y con novio. Fuimos a mi casa y cenamos. Bill hablo bastante rato con mi padre cuando se enteró de que era joyero. Bill durmió en la habitación de mis padres, ya que ellos duermen siempre delante de la tele. El sofá es más grande que una cama de matrimonio. Dormí en mi cama después de 2 meses, pero sabía que alguien a quién amo más que a mí misma estaría conmigo por la mañana.

3 d’octubre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 19 de Septiembre


Paul me despertó por la mañana.
- Bill, ¿Qué haces aquí? - me preguntó.
- Anoche hice algo horrible.
- ¿La has visto desnuda?
- Sí, pero no es por eso.
- ¿Entonces?
- Me bebí casi toda su sangre. Tengo que alejarme de ella una temporada.
- ¿Eso significa alejarte de nosotros?
- Exacto. ¿Cuidarías de Mar por mí?
- Sí, pero vete esta noche. Ahora están a punto de despertar todos.
Me fuí a duchar a mi habitación. Paul me acompañó. Iba a desaparecer, pero ¿Dónde?
- Creo que aún no se ha levantado nadie - escuché a Tom decir a alguien que iba con él.
- ¿Tú crees que es prudente esto? ¿Y si nos descubren?
- Tranquila Jackeline, no nos verá nadie.
- Tom, ¿Con quién estás? - Paul salió de la habitación mientras hacía esta pregunta. Yo aproveché para salir de la ducha y vestirme.
- Es una amiga - le respondió Tom.
- Ya... Una amiga... Tom, te conocemos muy bien.
- Es una amiga, en serio. Se llama Jackeline.
Salí de la habtiación con una mochila en la que llevaba mi cartera y mi móvil. Desaparecería del mapa y Mar estaría mejor sin mí. La chica que había traído Tom no iba a tener la oportunidad de conocerme. Esa chica, era morena y tenía el pelo largo. Sus ojos eran verdes y su estatura era más bien normal.
- Me voy - dije -. Sobretodo no le digaís nada a Mar. No quiero que sepa que me he ido ahora. Quiero que crea que me fuí por la noche.
-Bill - me dijo Paul -. ¿Estás seguro que quieres hacerlo?
- Sí, estoy seguro. Paul, cuando llegue el momento, dentro de unos meses, quiero que le des esta carta a Mar - le dí un sobre -. Ni se te ocurra leerla, lo sabré si la has leído antes que ella.
- Está bien.
- Adiós chicos, hasta nunca quizás.
Salí de la casa y me fuí en mi Harley Davidson sin mirar atrás. Me fuí al aeropuerto, facturé la Harley de equipaje y de equipaje de mano llevaba la mochila. Llegué a Hamburgo al mediodía y me fuí a casa de mi madre.
- Bill, ¿Qué haces aquí? - me preguntó mi madre al abrirme la puerta.
- He hecho algo terrible y no puedo seguir su lado - le dije.
- Un momento, ¿De que me estás hablando? Te has comido palabras.
- Me he bebido casi toda la sangre del amor de mi vida. Tiene un tipo de sangre que mi instinto aún no soporta. Necesito alejarme de ella una larga temporada.
- Bill, debes estar con ella.
- ¿Verdad que los vampiros podíamos dormir 100 años encerrados en un ataúd?
- No creo que debas hacerlo.
- Sí mamá, debo hacerlo. Estará mejor sin mi.
- ¿Y tú qué Bill? ¿Estarás mejor sin ella cuando despiertes de tu sueño?
- Intentaré buscar a su reencarnación.
- No será lo mismo.
- ¿Dónde están los ataúdes?
- En una recámara del sótano. Ahora te llevo allí.
Mamá me condujo hasta los ataúdes y me indicó cuál era el mío.
- Aún estás a tiempo de canviar de opinión - me dijo cuando ya estaba dentro -. Una vez cierre sólo lo podrás abrir tú.
- Mamá, estoy decidido a hacerlo. Nada me hará canviar de opinión.
Mamá cerró el ataúd y ya no hubo vuelta altrás.

2 d’octubre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 18 de Septiembre


Me levanté a las 5 de la mañana. Me duché y cuando salí, Mar se despertó.
- Buenos días princesa vampira - le dije.
- Buenos días Billicito. Me voy a duchar.
- Vale.
Mientras Mar se duchaba, yo me vestí. Paul me trajo una caja de ropa por la noche para que la tuviera allí. Después de que Mar se vistiera, bajamos a desayunar. Ésta vez hice donuts caseros. Cuando terminamos nos fuimos en el Lamborghini.
- Dime adónde vamos - me dijo Mar.
- Es una sorpresa - le contesté.
- ¿Sorpresa? ¿A estas horas? Aún no ha salido el sol.
- Por eso, aún estamos a tiempo.
- ¿No me digas que sabes dónde encontrar vampiros y me llevas allí?
- No, no es eso, pero casi.
- ¿No vamos muy rápido? - dijo Mar mirando el indicador de kilómetros/hora.
- Puede que un poco.
- Bill... ¿Adónde vamos?
- Ya estamos llegando, tranqulia.
Aparqué el coche y le vendé los ojos con un pañuelo negro que yo llevaba.
- No quieres que vea nada ¿Verdad?
- Exacto - Mar me besó -. ¿Sabes exactamente dónde están mis labios?
- Si.
- Vamos.
Bajé del coche, fui a velocidad vampírica hasta su puerta y la abrí.
- ¿Ya estás aquí?
- Sí  - le cogí la mano -. Anda ven, te llevaré a tu sorpresa.
Cuando salió del coche, la cogí fuerte y la llevé contra mi cuerpo para que no se cayera. Después de andar un buen rato le dije:
- Ya puedes quitarte la venda.
- ¿Qué es lo que quieres enseñarme? - me preguntó quitándose la venda.
- Observa bien. Cuando salgan los primeros del sol se irán. Mira, allí están.
- ¿Qué són?
- Ven acerquémonos y escondámonos entre los matorrales.
Nos escondimos y entonces Mar los vió con más claridad. 
- Són unicornios y pegasos- me dijo bajito.
- Són unicornios y pegasos negros. Éstos sólo salen por la noche. Por la mañana salen los blancos.
Empezaron a salir los primeros rayos del sol. Los negros se fueron y llegaron los blancos.
- Són preciosos - me dijo Mar.
- Sí, lo sé.
- ¿Lo sabes?
- Hay otra cosa que debería decirte antes de que lo nuestro vaya más lejos.
- ¿Que ocurre Bill?
- Soy un... Vampiro - le mostré los colmillos.
- Bill...
- No hace falta que digas nada, ya sé que soy un monstruo y que me despreciarás y te irás de mi lado - dije con lágrimas en los ojos -. Pero eso no cambiará mis sentimientos hacia ti.
- Bill, no llores - me abrazó dejando mi cabeza sobre su hombro -. Yo jamás repudaria al amor de mi vida. Adoro los vampiros y siempre soñé que tu eras uno, pero nunca pensé que podría llegar a ser verdad.
- Pero, podría matarte si no me controlo - me aparté de ella.
- Creo que lo que pasó hace dos noches deja claro que te controlas lo suficiente cómo para no matarme.
- Amor, tienes uno de los tipos de sangre que menos soporta mi instinto. Si algún día te desangras, podría descontrolarme y matarte. Incluso cuando te venga la regla podría atacarte.
- Viviré con el peligro. Algo de emoción debía tener mi aburrida vida. A ver si...
Mar se mordió el labio con tanta fuerza que lo hizo sangrar. Me abalancé sobre ella para intentar beberme su sangre, pero no lo conseguí. Lo único que parecía que hacíamos era besarnos. Realmente era eso. Ella me agarró por el cuello con una mano y si me acercaba demasiado a la sangre, me apartaba. Cuando dejó de sangrar, apenas unos minutos después, me tranquilicé.
- ¿Ves cómo puedes controlarte?
- Porque tú me has ayudado, sinó no lo hubiera conseguido.
Guardé mis colmillos y nos fuimos a los estudios. Era temprano, así que tuvimos sexo en el coche, con protección evidentemente. No voy a contar la escena porque es un poco difícil de describir. Sólo diré que lo hicimos en la parte trasera del coche y que los cristales traseros están tintados.
Salimos del coche justo cuando llegó el director de la peli y aparcó al lado de mi coche.
- ¡Bill! ¡Mar! ¡Os estaba esperando! - dijo el director.
- No disimule, acabamos de verle aparcar - le dije.
- ¿Qué haceís aquí tan temprano?
- Fuimos a ver la salida del sol juntos y ya vinimos hacia aquí.
Más tarde llegaron Billy y Ana andando. Grabamos y volvimos a casa los cuatro en el Lamborghini.
- Tío, hay algo pringoso en mi asiento - se quejó Billy.
- No sé que podría ser - dije y miré a Mar diciendo con la mirada "Se me escapó un poco cuando me quité el condón antes".
Ella sólo se rió. Me había entendido.
Cuando llegamos a casa, Billy se fue a cambiar de pantalones y yo y Mar preparamos la comida mientras todos miraban la tele.
- ¡Bill! - me gritó Billy.
- ¿¡Qué!? - le pregunté.
- ¿¡Te has masturbado en el asiento trasero del Lamborghini!?
- ¡No!
- ¿¡Entonces debo suponer que Mar está embarazada!? - todos se giraron y me miraron mal. No veía sus caras, pero sentía sus miradas clavándose en mi espalda.
- ¡No es eso!
- ¿¡Entonces qué és!?
- ¡Se me escapó un poco cuando me quitaba un condón! ¿¡Contento!?
- ¡Contentísimo! - Billy apareció feliz. Mar y yo no podíamos contener la vergüenza que habíamos pasado.
Esa tarde, nos encerramos en la habitación de Mar y le estuve enseñando alemán y japonés. No bajamos a la hora de cenar. Pedimos unas pizzas y pedí que las trajeran por la ventana. Y lo mejor de todo es que las trajeron. Después de cenar, Mar fue al baño, cerró con pestillo y entonces sentí el olor a sangre y perdí el control de mí mismo.
Cuando volví a ser yo, mi cabeza estaba recostada encima de las piernas de Mar. Podía oler la sangre, pero ya me estaba acostumbrando. La miré. Estaba pálida y tenía marcas de mordisco en el cuello. La puerta del baño estaba totalmente rota. Mar sonrió al ver que volvía a ser yo.
- Yo he hecho todo esto, ¿verdad? - le pregunté. Ella sólo asintió -. Voy a buscarte algo para que bebas.
Salí de la habitación y fuí a la cocina. Cogí unas diez botellas de coca-cola y volví con ella. Todo esto lo hice a velocidad vampírica. La tumbé en la cama y le fui dando la coca-cola en vasos. Cuando pudo sostener la botella ella sola, me fuí a dormir al sofá. No quería hacerle más daño, necesitaba alejarme de ella algún tiempo sin dejar de ser su novio. Me quedé dormido pensando en formas de hacerlo.

29 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 17 de Septiembre


Me levanté temprano, dejé un beso en la frente de Mar y bajé a prepara el desayuno para los dos desnudo. Cuando lo tenía todo preparado, apareció Billy vestido, maquillado y peinado y me dijo:
- ¿Tendré que preparar el desayuno otra vez?
- Sí, tendrás que prepararlo.
- ¿Hay algo entre tú y esa chica verdad?
- Preguntaselo a Paul, él está informado y yo tengo que irme antes de que alguien más me vea.
Cogí la bandeja y volví a la habitación de Mar. Dejé la bandeja en el escritorio y me tumbé al lado de Mar.
- Bill, te he visto - dijo Elisabeth apareciendo por la puerta -. La otra vez te vi en calzoncillos y ésta vez estás desnudo. La vas a traumar, pobrecita. ¿Qué te traes entre manos?
- ¿No puedo estar sólo con Mar?
- ¡No con estas pintas! Un momento... Está la ropa que llevabas ayer tirado por el suelo. ¿Qué has hecho?
- ¿Por qué no se lo preguntas a Lobezno y nos dejas solos?
- ¿Quién es Lobezno?
- Paul. Me gusta llamarlo así.
- Está bien, ya me voy.
Cuando Elisabeth se fue, Mar despertó.
- Buenos días princesa vampira.
- Buenos días Billicito. ¿A que viene lo de vampira?
- Me dejaste una marca de mordisco en la mano anoche y aún no se ha ido - le enseñé mi mano.
- Perdona, no quería hacerte tanto daño - dijo al ver el morado que me había salido alrededor del mordisco.
- No pasa nada, tranquila. Ya haré algo para que no se note.
Nos duchamos juntos. Empezábamos a soportar el hecho de vernos desnudos el uno al otro. Entonces, alguien abrió la puerta de la habitación.
- Bill, soy Paul. Te he traído ropa limpia para que no vuelvas a montar el numerito de esta mañana. Te la dejo encima de la cama.
- Vale, gracias - le dije.
- Que vaya bien tu ducha conjunta - me dijo de forma pervertida.
- Y a tí tu cita fantasmal - le dije de broma.
- No tiene gracia.
- Ya lo sé, pero necesitaba contrarrestar.
Paul se fue algo triste y enfadado. Me sentí mal.
- Bill - me dijo Mar -. No vuelvas a jugar con los sentimientos de alguien.
- Sí, lo sé. Me siento mal. Pero han jugado tanto con los míos que ya era una cosa normal para mí.
- Pobrecito... - me abrazó. Yo sólo tenía ganas de llorar por todas las veces que alguien había jugado con mi sentimientos.
Salimos de la ducha, nos vestimos y desayunamos. No queríamos salir de la habitación para nada del mundo hasta que ocurrió, justo antes de la una.
- Bill - dijo David apareciendo por la puerta -. Tenemos un problema abajo llamado Natalie Franz.
- Oh, no. Mi ex-maquilladora obsesa no.
- ¿Obsesa? - me preguntó Mar.
- Está obsesionada conmigo y quiere que me case con ella aunque ella está casada.
- Entonces es un problema para nosotros, ¿Verdad?
- Eso no es todo - me dijo David -. Cree que Billy eres tú y que te has vuelto gay e intenta hacer que Billy se case con ella aunque tenga que llevárselo a rastras.
- Vamos - dije serio.
Cuando llegamos al salón Billy estaba sentado en el sofá respirando con fuerza. Natalie a veces da unos abrazos tan fuertes que te cortan la respiración. Mientras Carlos y Natalie se estaban enfrentando en una "pelea de gatas" que tenía de espactador a Tom. Fuimos hacia Billy.
- ¿Te encuentras bien? - le pregunté.
- Algo mejor que cuando casi me muero - me respondió.
- Esa tía es una bestia - dijo Paul -. ¿Quién es?
- Mi ex-maquilladora, Natalie Franz. Tuve que despedirla porque se obsesionó conmigo - le respondí.
- No hace falta que me lo digas - me dijo Billy ya más recuperado -. ¿Cómo la sacamos de aquí?
- Cómo lo hice la otra vez. ¡Scotty! ¡Rex! ¡Jacob! ¡Diablo! ¡Scotty II!
Aparecieron mis 5 perros por la puerta. Són un Husky siberiano, un pastor alemán, un perro-lobo, un Dobberman y un labrador negro, respectivamente. El labrador es el que todas conocen.
- Chicos, allí está Natalie- les dije a los perros -. Ya sabeís lo que tenéis que hacer.
Diablo fue a la nevera a por nata y yo la puse en el morro de todos los perros, así parecía que tuvieran la rabia.
- ¡Grrrr! ¡Wroaf! - gruñió Diablo detrás de Natalie.
- ¿¡Que hacen ellos aquí!? - gritó Natalie -. ¿¡Aún nadie los ha vacunado contra la rabia!? ¡AAAAH!
Natalie salió de la casa corriendo. Una vez estuvo fuera del terreno, miró hacia la puerta y nos vió a mí, a Billy y a Diablo lamiéndose la nata.
- Hasta nunca Natalie. No vuelvas nunca - dijimos Billy y yo. Después cerramos la puerta de un golpe.
Comimos y estuvimos viendo Dragon Ball en japonés subtitulado al español toda la tarde. Tom estuvo enfadado toda la tarde conmigo por quitarle la diversión. Y yo y Billy, en toda la tarde, no dejamos de abrazar a nuestras respectivas parejas a menos que alguno de los cuatro tuviera que ir al baño.
Esa noche también dormí con Mar, aunque no pasó lo mismo que en la noche anterior. Nos pusimos a ver fotos mías y de Tom de pequeños.
- ¿Ese que llevas en los hombros es Tom? - me dijo Mar señalándome una foto de cuando tenía 14 años.
- Sí, ese es Tom. Yo ya había pegado el estirón y medía 1,75, mientras que Tom aún medía 1,45. Siempre que entrábamos al Instituto mientras tenía ese tamaño se ponía en mi espalda, poniéndo los pies en mi cinturón.
- ¿Y en ésta? ¿Porque tienes la cabeza vendada?
- Un abusón me rajó la cabeza mientras defendía a Tom. Me desmayé justo después de dejar K.O. al abusón y su grupo. Mira, aquí tienes la cicatriz - le mostré una parte de mi cabeza dónde se veía claramente la dirección de la cicatriz.
- ¿Te cruzó la cabeza de un lado hacia el otro?
- Sí. Las primeras horas dolía, pero después ya no. Mira, ésta foto es mi favorita.
- Aww... Que monos. ¿Qué le estabas enseñando?
- Le estaba enseñando Wookie.
- ¿Enserio?
- No, le enseñaba élfico y a la vez química avanzada y física cuántica.
- El Tom de antes del accidente era muy listo, ¿No?
- Su CI era de 50, pero su cerebro absorvía todo lo que le enseñabas. A veces creía que tenía un 170 o un 180.
- ¿Y tu CI de cuánto es?
- Es un 290. Soy superdotado.
- ¡Y con razón! 290 es muy alto.
- Por algo fui a Harvard a los 10 años y terminé todas las carreras que hice con 13. Más adelante pensaba en hacer Bellas Artes y Periodismo.
- Si tu vas a Harvard a estudiar Bellas Artes y Periodismo, yo iré a hacer periodismo para escribir mejor.
- Tú ya escribes muy bien mi amor, no te hace falta mejorar tu forma de expresar las cosas mediante la escritura.
- ¿Tú crees? Entonces no haré peridismo.
- La verdad es que para un escritor hacer periodismo es cómo decir que no sabe escribir y quiere aprender. Los mejores tienen un don natural.
- Según tú, yo sería de los mejores escritores.
- Exactamente - miré el reloj -. Vamos a dormir, que se hace tarde y mañana quiero llevarte a un sitio muy especial. Tenemos que levantarnos temprano.
- Está bien - dejó el álbum en el escritorio y vino a la cama -. Buenas noches mi amor.
- Buenas noches vampirita.
Nos quedamos dormidos abrazados el uno al otro.

28 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 16 de Septiembre


Me levanté más tarde que los otros días. No me importó demasiado. Billy habría hecho el desayuno por mí y yo he podido dormir toda la noche abrazado a mi chica. Mientras pensaba todo esto, Mar despertó.
- Buenos días Bill - me dijo.
- Buenos días mi amor.
Nos besamos y escuchamos un grito de murciélago en el techo. Miramos hacia arriba y vimos al murciélago vamipiro que nos llevamos ayer intenando encontrar un agujero sin luz.
- ¿Tienes algo en la parte de arriba del armario?
- No llego, así que... No, no tengo nada.
- Vale.
Me levanté de la cama y abrí la parte de arriba. El murciélago entró enseguida. La dejé un poco abierta, lo suficiente para que pudiera salir por las noches.
- Bueno... ¿Y ahora que hacemos? - me volví a tumbar en la cama a su lado, pero encima de la manta.
- No sé... ¿Qué quieres hacer?
- Podríamos ir a desayunar aunque también podríamos... Ya sabes... Eso...
- Bill, empezamos a salir hace apenas unas horas.
- Sí, lo sé. Pero yo te amo desde la primera vez que te ví y... Algunas noches... He tenido... -tragué saliva -. Sueños eroticos... Contigo...
- Bill, yo te amo desde la primera vez que escuché tu dulce voz hace cuatro años. Y cuando vi tu cara me enamoré aún más de ti.
La besé y ese beso se fue intensificando hasta que quedé encima de ella con lo que llevaba puesto, mis calzoncillos negros. Entonces se abrió la puerta y salí de encima de ella e intentamos disimular lo que había estado a punto de pasar.
- Bill, sabes que no puedes estar aquí - me dijo Elisabeth. Ella era quién había abierto la puerta.
- ¿Porque? - le pregunté con voz de cachorrito, abrazando a Mar.
- Tú mismo pusiste esa norma para que Tom no subiera aquí.
- ¿Acaso no leíste las excepciones cuando os di el papel con esa norma?
- ¿Que excepciones?
- Que yo o el novio de alguna de las chicas que duerma aquí podrá estar en la habitación de la chica que le corresponda. Aunque en mi caso, puedo estar en la que quiera.
- Un momento, voy a buscar ese documento.
- Vale, te esperamos sin hacer nada.
Cuando salimos de su campo de visión, nos besamos cómo si nos fuera la vida en ello.
- Es verdad que lo pone - dijo Elisabeth mientras entraba leyendo, lo que nos permitió dejar de besarnos sin que nos viera.
- ¿Ves? Tengo derecho a estar aquí - le dije.
- Esta bien, pero la próxima vez avisa si hay letra pequeña. ¿Bajaréis a desayunar?
- Más tarde.
Elisabeth se fue de la habitación y nos quedamos solos.
- Nos han interrumpido - le dije a Mar -. ¿Lo dejamos para otro momento?
- Sí, mejor - me contestó -. Por la noche, ¿Vale?
- Para cuando tú quieras.
Nos duchamos juntos y me fui a mi habitación a vestirme con la ropa de ayer en la mano. Cuando aparecimos ya era la hora de comer.
- ¡Ya era hora! - dijo Paul -. ¿Dónde has dormido esta noche Bill?
- ¿Y los demás? - le pregunté.
- Se fueron a comer a un Mc Donald's.
- Entonces, ¿Estamos los cinco solos? - dijo Mar mientras se sentaba al lado de Tomy y Goku, que sostenían a Luke y Leia.
- Sí. Bill necesito hablar contigo a solas.
- Sí, claro - le respondí y me llevó a "nuestra" habitación -. ¿Qué pasa?
- ¿Te le declaraste anoche a Mar? - me preguntó Paul.
- ¿Quieres saberlo?
- Sí, quiero saberlo.
- ¡Fue tan romántico! La llevé a cenar a "The Cave" y cuando nos dimos el primer beso, Jio gritó a todo el restaurante que yo tenía novia. Nos llevamos un zorro volador para hacer enfadar a su madre.
- Y has dormido con ella, ¿Verdad?
- ¿Tanto se ha notado?
- Elisabeth nos lo ha dicho cuando ha bajado.
- Tendría que haberle dicho que no dijera nada.
- Es que era el único sitio que nos faltaba por mirar antes de llamar a la policía.
- Podrías haberme olfateado, por algo eres un lobo.
- Sí, es verdad, pero Tom hace cómo una semana que no se ducha y a mi olfato eso es increiblemente apestoso.
- Tom es un guarro. Si fuera por él se ducharía una vez al año, pero cómo quiere que las chicas se fijen en él para llevárselas a la cama, se ducha antes de ir de fiesta.
Fuimos con Mar y los niños, preparamos la comida, comimos y nos quedamos jugando a un juego de matar zombies inventado por mí. Evidentemente los personajes supervivientes en el juego éramos nosotros cinco. Mar quiso jugar con nosotros. Cuando volvieron los demás, a la hora de cenar, nos encontraron jugando aún al mismo juego.
Durante la cena nadie dijo ni preguntó nada. Después de cenar cada uno se fue a su habitación. Dejé que pasara una hora antes de ir a la habitación de Mar.
- Creo que teníamos algo pendiente de esta mañana - le dije cuando me abrió la puerta.
- Sí, es verdad - me respondió. Mar ya iba en pijama y ese simple hecho me estaba provocando.
La levanté del suelo y empecé a besarla apasionadamente. No recuerdo cómo llegamos a la cama, pero en unos instantes ya estábamos encima de ella. Al mismo tiempo en el que Mar me quitaba la camiseta yo le arrancaba el pijama. Estábamos los dos e nropa interior cuando escuché los pasos de Elisabeth. Corrí hacia la puerta, le eché todos los cerrojo que tenía y salté encima de Mar.
- Creo que ahora no tendremos que preocuparnos por si nos interrumpen - le dije acariciándole la punta de la nariz con mi dedo.
- Calla y bésame - me dijo sensualmente. Y yo no iba a desaprovechar esa oferta.
Nos volvimos a besar. Casi no despegábamos nuestros labios. Ambos sabíamos respirar sólo por la nariz. Le quité las bragas con la mano mientras ella me bajaba los calzoncillos con los pies hasta dónde pudo. Terminé de quitármelos yo. Mar pudo notar mi pene erecto entre sus piernas.
- Espera... - dije entrecortadamente, despegándome de ella, con la respiración agitada -. Tengo... Que coger... Un condón...
Sin moverme mucho, cogí el condón del bolsillo delantero de mis pantalones, que estaban en el suelo. Lo abrí y me lo puse. Entonces le pregunté a Mar:
- ¿Lo has hecho alguna vez?
- No, ésta es la primera - me dijo.
- Ya somos dos.
Empecé a penetrarla muy poco a poco. Su vagina estaba por estrenar y mi pene también, aunque no era lo mismo. A medida que sus gemidos de dolor pasaban a ser de placer, aceleraba el ritmo. Los besos eran más largos, intensos y seguidos. La callaba con un beso cada vez que emitía un gemido más alto que los otros. Cuando sentí que iba a terminar, empecé a lamerle los pechos con cuidado. Podía coger sus pechos uno con cada mano. Seguramente las que eran grandes eran mis manos. Empezó a gemir más alto. Yo también gemía de placer. Los gemidos que daba yo no eran nada comparados con los de Mar. Dejé que mordiera mi mano izquierda para que no gimiera muy alto. Entonces el que soltó el gemido alto fuí yo. Terminé. Me tumbé a su lado sólo con empujarme con mi mano izquerda desde la cama.
- ¿Ya has terminado? - me preguntó Mar con la respiración accelerada.
- Ya no podía aguantar más - dije también con la respiración accelerada y miré el reloj de la mesilla de noche -. Hemos estado unas dos horas. Es medianoche. He salido de mi habitación a las diez menos diez.
- Te amo Bill.
- Yo también te amo.
La besé apenas unos segundos, me quité el condón, lo anudé e hice canasta en la papelera más cercana. También tiré el envoltorio de la misma forma. Cogí la manta para taparnos y una vez tapados, Mar se acercó a mi pecho y me abrazó. Yo también la abracé y después de besarnos, nos quedamos dormidos.

26 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 15 de Septiembre

Me levanté a las ocho y media. Me duché y me vestí. Entonces recibí un mensaje de texto de un número desconocido. Lo abrí y...
- Bill, ¿Estás bien? - me preguntó Paul.
- ¿Qué me ha pasado? - le pregunté.
- Te desmayaste al ver este mensaje de móvil.
- Léemelo.
- A ver... "Bill, soy Mar. Mis padres me han contratado cobertura internacional en el móvil, ya que, al final, voy a rodar la película contigo. Ya han firmado el contrato. El direcor vino a España para que lo firmaran. Te envío este mensaje para hacerte saber que llegaré dentro de seis horas al aeropuerto de Los Ángeles. Espero que me vengas a buscar al Aeropuerto."
- Tengo que irme - les dije.
- Bill - me dijo Billy -, ¿Acaso esa es la chica que te gusta?
- Puede que lo sea - dije ruborizado.
- ¡Es ella! ¡Lo he adivinado! Un momento... Si viene volvemos a rodar, ¿Verdad?
- Exactamente - le sonreí maliciosamente antes de ir a mi habitación a por unas cuántas cosas.
Recojimos nuestras cosas y volvimos a Los Ángeles en avión. Tío Sam nos traería nuestros coches dentro de unos días. Cunado llegamos, recibí otro SMS de Mar preguntándome dónde estaba.
- "Estoy en el aeropuerto. Me había tomado un descanso en casa de mi tío en Las Vegas. ¿Dónde estás?" - le respondí vía SMS.
- "¡Yo también estoy en el aeropuerto de Los Ángeles! Estamos en una cafetería de afuera esperandote." - me respondió.
- Aahh... Me está esperando... - suspiré y escuché risitas detrás de mí, pero no me importaron en ese momento -. Un segundo, ha dicho nosotras.
Llegué a la cafetería en la que estaba Mar y vi que había venido con Ana.
- Hola chicas.
- ¡Bill! ¡Que alegría volver a verte! ¿Cómo te encuentras? - me dijo Mar emocionada.
- Bien. No pensé en verte aquí Ana.
- El director me ha contratado para ser una secuaz de tu hermano malvado.
- ¡Uy que bien! - dijo Billy apareciendo detrás de mí -. Será secuaz mía.
- ¿Quién es él? - me preguntó Mar.
- Es mi hermano gemelo siamés idéntico Billy - le respondí -, pero él es gay.
- Hola - les dijo Billy.
- Ya lo creo que sois idénticos - dijo Ana -. Tenéis el mismo tono de voz.
- Y no sólo es el tono - dijo Mar -. Llevan incluso la misma ropa, el mismo peinado y el mismo maquillaje. Si Bill no fuera de incógnito, creo que nadie lo hubieran reconocido igualemente.
- Podemos probarlo antes de que me haga famoso - me propuso Billy.
- Vamos a casa, chicas - les dije.
- ¿A tu casa? - me preguntaron sorprendidas.
- ¿Por qué no? Aún tengo habitaciones y vuestros padres no pagarían vuestro hotel.
- Voy a llamarles - me dijo Mar. 
Mar habló con sus padres unos 15-20 minutos. Cuando colgó, me dijo:
- Nos dejan quedarnos con vosotros.
- Que bien - dijimos Billy y yo a la vez.
Fuimos a casa andando. Quedaba un poco lejos, pero un poco de ejercicio no hacía daño a nadie. Cuando llegamos, abrí la puerta y grité:
- ¡Hola Tom-to! ¡David! ¡Georg! ¡Gustav! ¡Elisabeth! ¡Hemos vuelto!
- ¿A quién llamas tonto? - me dijo Tom levantándose del sofá -. Te he estado esperando días. ¿Quiénes son ellas?
- Ellas son unas chicas catalanas que rodarán la película conmigo y Billy. Se quedaran aquí con nosotros.
- ¿Se lo has dicho a alguien?
- A sus padres. No tendrán que pagarles el hotel.
- Que remedio.
- ¡Bill! ¡Al fin vuelves! - dijo David entrando en el comedor.
- Hola David. ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Y estos pequeños? ¿Són Luke y Leia? Oh, hola chicas.
- Hola David - dijeron las dos a la vez.
- ¿Són ellas? - me preguntó David.
- Sí, son ellas - le dije -. Cómo ya te he comentado por teléfono, lo mejor sería tenerlas aquí. Así nos irá mejor para ensayar. Ah, tío Sam vendrá dentro de unos días con nuestros coches.
Les enseñé a las chicas las habitaciones en las que podrían estar en el piso de arriba. Elisabeth me pidió perdón por cómo se había comportado el otro día y les propuso a las chicas que durmieran a las habitaciones contiguas a la suya. Mar y Ana decidieron que estarían en habitaciones separadas. Después nos fuimos a comer. 
Después de comer, llegó Justin.
- ¡Hola Bill! ¡Has vuelto!
- Hola Justin - le dije -. Espero que hayas practicado canto.
- Joe me ha ayudado un poquito mientras estabas liado. He podido cantar Judas de Lady Gaga sin desafinar ni asesinar la canción. Y con la entonación correcta.
- A ver, canta.
Justin se puso a cantar Judas y me pareció que la cantaba una Lady Gaga de 17 años con voz de chico de 14. Fue tan gracioso, pero no me reí. Justin se había esforzado mucho para conseguir afinar y cantar en la entonación correcta.
- ¿Qué te parece? - me preguntó Justin al terminar.
- Sólo te falta cambiar la voz - le respondí -. Entonces estarás perfecto.
- ¡Genial!
Justin se quedó un rato con nosotros. Georg y Gustav también me pidieron disculpas por lo que había pasado. El único que no se sentía culpable era Tom. Odiaba que nuestros hermanos estuvieran allí.
Pasó la tarde y Justin se fue a casa. Entonces le pregunté a Mar:
- ¿Que te parece si te llevo a algún sitio a cenar?
- ¿Tú y yo solos? ¿No sería un poco sospechoso? - me contestó.
- No, tranquila. Iremos a un sitio que yo sé. Y si nos pilla algún paparazzi, simepre puedo decir que eres la actriz que sale conmigo en la peli haciendo de mi novia.
- Bueno, pero sólo porque eres mono - dijo sonriendo.
- "¡Ha dicho que soy mono!!! ¡Y ella es tan mona!!" - pensé emocionado.
- ¿Bill? ¿Te encuentras bien?
- Sí, estoy bien. ¿Nos vamos?
- Vamos.
Nos dirigimos andando hacia el restaurante. Mientras andábamos, Mar me cogió la mano. Cuando eso ocurrió, me puse nervioso y empecé a sudar.
- Bill, estás sudando. ¿Qué te pasa? - dijo algo asustada.
- Es que... Es la primera vez que voy con una chica que no es mi hermana a un restaurante solos y estoy algo... Nervioso.
- Tranquilo... Estaremos bien.
- Esto... ¿Has ido alguna vez en un restaurante que parezca una cueva?
- Una vez con mis padres, cuando era pequeña, en Venecia. Cuando volví hace cuatro veranos ya lo habían cerrado y el hotel de al lado se había quedado el local.
- Vaya... ¿Había algún elemento llamativo?
- Aparte de las estalacititas, había una gárgola y creo que estalagmitas, pero no me fijé bien en el suelo. Ah, y alguna pintura rupestre falsa.
- Pues en esta hay todo esto y murciélagos vivos.
- ¿Sueltos?
- Sólo los sueltan si a todos los clientes presentes les parace bien y no les molesta.
- ¡Guay!
- ¿Te gustan este tipo de cosas?
- Soy un poco gótica.
- Lo he notado. Pero no pensé que de carácter también.
- Pues sí, de carácter es dónde soy más gótica.
- Interesante...
Llegamos al restaurante. Se llamaba "The cave" (La cueva). Cuando entramos le pedí a Mar que se esperase en la puerta un momento, que iba a conseguir una buena mesa. Me dirigí al hijo del propietario y le dije al oído con voz de ultratumba:
- Jio... Jio Kaulitz... Te voy a matar... Ha llegado tu hora...
- Bill, tío, no tiene grácia - se giró y me vió con una máscara de una calavera -. ¡Joder! ¡No me mates! ¡Por favor no quiero morir!
- Te estoy tomando el pelo Jio - dije quitándome la máscara.
- Vale que seamos primos, pero eso no te da derecho a darme estos sustos.
- Jio... ¿Crees que podrías darme la mejor mesa de todo el restaurante?
- ¿Acaso tienes una cita?
- Bueno... Más o menos.
- ¿Te le vas a declarar hoy?
- Puede... ¿Me vas a dar esa mesa o no?
- Tienes suerte de que aún esté libre.
Fui a recoger a Mar en la entrada con Jio y él nos llevó hasta la mesa indicada. Era la que estaba al lado de la ventana y tenía más jaulas de murciélagos encima.
- Esto... ¿Que quieres comer? - le pregunté.
- ¿Qué es esto de espaguetis a la salsa Kaulitz? - me dijo Mar.
- Jio...
- Es una salsa que mezcla queso Cabrales y queso Roquefort... - dijo Jio.
- No me digas más - le interrumpió Mar -. Ya sé que quiero.
- De acuerdo, unos espaguetis a la salsa Kaulitz.
- Que sean dos - le dije a Jio -. Sabes que me encanta cómo la hace tu madre.
- ¿Y para beber?
-¿Quieres coca-cola? Tienen coca-cola. ¿Te gusta la coca-cola Mar?
- Sí, me gusta - me respondió ella con una sonrisa.
- Entonces dos coca-colas.
Jio se fue y entonces Mar me preguntó:
- Ese chico es familia tuya, ¿Verdad?
- Sí. Mi bisabuelo tuvo 20 hijos y mi abuelo tuvo 5. Hay Kaulitz casi por todo el mundo. Pero todos somos originarios de Alemania.
- Cómo deben ser las comidas familiares. ¿Un show verdad?
- Sí. A veces los adultos están tan borrachos que los jóvenes nos sacamos una pasta vendiendo entradas para que la gente vea a nuestros padres haciendo el idiota borrachos. A veces incluso dejamos a la gente que lo grabe por un precio no muy alto y también vendemos DVD's de veces anteriores.
- Cómo sois.
- Siempre aprovechamos oportunidades de negocio.
- No me gustaría que mis hijos fueran así.
- A mí tampoco, pero sacamos entre 10.000 y 100.000 euros cada vez para cada uno de nosotros.
- Creo que sí que me gustaría que mis hijos fueran así.
Llegó Jio con nuestro pedido y lo dejó en la mesa. Luego me preguntó:
- ¿Suelto a los murciélagos? Las otras mesas están de acuerdo.
- Mar, ¿Te gustaría que soltaran a los murciélagos?
- Vale, será divertido comer con ellos revoloteando e intentando quitarnos la comida. ¿Pueden quitarnos la comida?
- Han comido antes, pero si alguno se ha quedado con hambre puede intentarlo - le dijo Jio a Mar.
- No pasa nada si lo intentan.
- De acuerdo, ahora los suelto.
Jio se fue y minutos después se abrían las jaulas de los murciélagos. Estuvimos comiendo y a la vez asustando a un murciélago vampiro que al final se fue a otra mesa. Después de cenar y pagar la cuenta, le pregunté a Mar:
- Esto... ¿Hay alguien que te guste? - dije algo ruborizado.
- Bueno... Sí lo hay, pero no te diré quién és - dijo ruborizada -. ¿Porque quieres saberlo?
- Por nada...
- Bill, dímelo.
- Bueno... Es porque... Tú... A mí... Me gustas...
- ¿Te... Gusto...? - dijo totalmente ruborizada.
- Sí... - ahora el ruborizado y rojo cómo un pimiento era yo. Bueno, los dos -. Mejor... Dicho... Te amo...
- Bill... Yo... También... Te amo...
Justo después de que ella dijera eso, creí que mi corazón saldría de mi pecho y se pondría a baliar la coreografia de "Thriller", el "moonwalk" y finalmente volvería dentro de mi pecho. Justo después de comprobar que eso no había pasado, le pregunté:
- Entonces... ¿Quieres salir conmigo?
- Yo... Sí, quiero salir contigo.
La besé. Fue un beso muy leve, pero lo suficiente largo cómo para que Jio lo viera.
- ¡Es oficial! - gritó Jio desde el otro lado del restaurante -. ¡Mi primo se ha echado novia!
- ¡Jio cállate! - le grité.
- ¡Vale primo!
Nos fuimos del restaurante. Sin que se diera cuanta nos llevamos una de las crías de zorro volador que tenía para joderle un poco. Cuando llegamos a casa no tenía ganas de ir a mi cama a dormir con Paul y me fui con Mar a su habitación. Esa noche dormimos juntos y abrazados el uno al otro.