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29 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 17 de Septiembre


Me levanté temprano, dejé un beso en la frente de Mar y bajé a prepara el desayuno para los dos desnudo. Cuando lo tenía todo preparado, apareció Billy vestido, maquillado y peinado y me dijo:
- ¿Tendré que preparar el desayuno otra vez?
- Sí, tendrás que prepararlo.
- ¿Hay algo entre tú y esa chica verdad?
- Preguntaselo a Paul, él está informado y yo tengo que irme antes de que alguien más me vea.
Cogí la bandeja y volví a la habitación de Mar. Dejé la bandeja en el escritorio y me tumbé al lado de Mar.
- Bill, te he visto - dijo Elisabeth apareciendo por la puerta -. La otra vez te vi en calzoncillos y ésta vez estás desnudo. La vas a traumar, pobrecita. ¿Qué te traes entre manos?
- ¿No puedo estar sólo con Mar?
- ¡No con estas pintas! Un momento... Está la ropa que llevabas ayer tirado por el suelo. ¿Qué has hecho?
- ¿Por qué no se lo preguntas a Lobezno y nos dejas solos?
- ¿Quién es Lobezno?
- Paul. Me gusta llamarlo así.
- Está bien, ya me voy.
Cuando Elisabeth se fue, Mar despertó.
- Buenos días princesa vampira.
- Buenos días Billicito. ¿A que viene lo de vampira?
- Me dejaste una marca de mordisco en la mano anoche y aún no se ha ido - le enseñé mi mano.
- Perdona, no quería hacerte tanto daño - dijo al ver el morado que me había salido alrededor del mordisco.
- No pasa nada, tranquila. Ya haré algo para que no se note.
Nos duchamos juntos. Empezábamos a soportar el hecho de vernos desnudos el uno al otro. Entonces, alguien abrió la puerta de la habitación.
- Bill, soy Paul. Te he traído ropa limpia para que no vuelvas a montar el numerito de esta mañana. Te la dejo encima de la cama.
- Vale, gracias - le dije.
- Que vaya bien tu ducha conjunta - me dijo de forma pervertida.
- Y a tí tu cita fantasmal - le dije de broma.
- No tiene gracia.
- Ya lo sé, pero necesitaba contrarrestar.
Paul se fue algo triste y enfadado. Me sentí mal.
- Bill - me dijo Mar -. No vuelvas a jugar con los sentimientos de alguien.
- Sí, lo sé. Me siento mal. Pero han jugado tanto con los míos que ya era una cosa normal para mí.
- Pobrecito... - me abrazó. Yo sólo tenía ganas de llorar por todas las veces que alguien había jugado con mi sentimientos.
Salimos de la ducha, nos vestimos y desayunamos. No queríamos salir de la habitación para nada del mundo hasta que ocurrió, justo antes de la una.
- Bill - dijo David apareciendo por la puerta -. Tenemos un problema abajo llamado Natalie Franz.
- Oh, no. Mi ex-maquilladora obsesa no.
- ¿Obsesa? - me preguntó Mar.
- Está obsesionada conmigo y quiere que me case con ella aunque ella está casada.
- Entonces es un problema para nosotros, ¿Verdad?
- Eso no es todo - me dijo David -. Cree que Billy eres tú y que te has vuelto gay e intenta hacer que Billy se case con ella aunque tenga que llevárselo a rastras.
- Vamos - dije serio.
Cuando llegamos al salón Billy estaba sentado en el sofá respirando con fuerza. Natalie a veces da unos abrazos tan fuertes que te cortan la respiración. Mientras Carlos y Natalie se estaban enfrentando en una "pelea de gatas" que tenía de espactador a Tom. Fuimos hacia Billy.
- ¿Te encuentras bien? - le pregunté.
- Algo mejor que cuando casi me muero - me respondió.
- Esa tía es una bestia - dijo Paul -. ¿Quién es?
- Mi ex-maquilladora, Natalie Franz. Tuve que despedirla porque se obsesionó conmigo - le respondí.
- No hace falta que me lo digas - me dijo Billy ya más recuperado -. ¿Cómo la sacamos de aquí?
- Cómo lo hice la otra vez. ¡Scotty! ¡Rex! ¡Jacob! ¡Diablo! ¡Scotty II!
Aparecieron mis 5 perros por la puerta. Són un Husky siberiano, un pastor alemán, un perro-lobo, un Dobberman y un labrador negro, respectivamente. El labrador es el que todas conocen.
- Chicos, allí está Natalie- les dije a los perros -. Ya sabeís lo que tenéis que hacer.
Diablo fue a la nevera a por nata y yo la puse en el morro de todos los perros, así parecía que tuvieran la rabia.
- ¡Grrrr! ¡Wroaf! - gruñió Diablo detrás de Natalie.
- ¿¡Que hacen ellos aquí!? - gritó Natalie -. ¿¡Aún nadie los ha vacunado contra la rabia!? ¡AAAAH!
Natalie salió de la casa corriendo. Una vez estuvo fuera del terreno, miró hacia la puerta y nos vió a mí, a Billy y a Diablo lamiéndose la nata.
- Hasta nunca Natalie. No vuelvas nunca - dijimos Billy y yo. Después cerramos la puerta de un golpe.
Comimos y estuvimos viendo Dragon Ball en japonés subtitulado al español toda la tarde. Tom estuvo enfadado toda la tarde conmigo por quitarle la diversión. Y yo y Billy, en toda la tarde, no dejamos de abrazar a nuestras respectivas parejas a menos que alguno de los cuatro tuviera que ir al baño.
Esa noche también dormí con Mar, aunque no pasó lo mismo que en la noche anterior. Nos pusimos a ver fotos mías y de Tom de pequeños.
- ¿Ese que llevas en los hombros es Tom? - me dijo Mar señalándome una foto de cuando tenía 14 años.
- Sí, ese es Tom. Yo ya había pegado el estirón y medía 1,75, mientras que Tom aún medía 1,45. Siempre que entrábamos al Instituto mientras tenía ese tamaño se ponía en mi espalda, poniéndo los pies en mi cinturón.
- ¿Y en ésta? ¿Porque tienes la cabeza vendada?
- Un abusón me rajó la cabeza mientras defendía a Tom. Me desmayé justo después de dejar K.O. al abusón y su grupo. Mira, aquí tienes la cicatriz - le mostré una parte de mi cabeza dónde se veía claramente la dirección de la cicatriz.
- ¿Te cruzó la cabeza de un lado hacia el otro?
- Sí. Las primeras horas dolía, pero después ya no. Mira, ésta foto es mi favorita.
- Aww... Que monos. ¿Qué le estabas enseñando?
- Le estaba enseñando Wookie.
- ¿Enserio?
- No, le enseñaba élfico y a la vez química avanzada y física cuántica.
- El Tom de antes del accidente era muy listo, ¿No?
- Su CI era de 50, pero su cerebro absorvía todo lo que le enseñabas. A veces creía que tenía un 170 o un 180.
- ¿Y tu CI de cuánto es?
- Es un 290. Soy superdotado.
- ¡Y con razón! 290 es muy alto.
- Por algo fui a Harvard a los 10 años y terminé todas las carreras que hice con 13. Más adelante pensaba en hacer Bellas Artes y Periodismo.
- Si tu vas a Harvard a estudiar Bellas Artes y Periodismo, yo iré a hacer periodismo para escribir mejor.
- Tú ya escribes muy bien mi amor, no te hace falta mejorar tu forma de expresar las cosas mediante la escritura.
- ¿Tú crees? Entonces no haré peridismo.
- La verdad es que para un escritor hacer periodismo es cómo decir que no sabe escribir y quiere aprender. Los mejores tienen un don natural.
- Según tú, yo sería de los mejores escritores.
- Exactamente - miré el reloj -. Vamos a dormir, que se hace tarde y mañana quiero llevarte a un sitio muy especial. Tenemos que levantarnos temprano.
- Está bien - dejó el álbum en el escritorio y vino a la cama -. Buenas noches mi amor.
- Buenas noches vampirita.
Nos quedamos dormidos abrazados el uno al otro.