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26 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 15 de Septiembre

Me levanté a las ocho y media. Me duché y me vestí. Entonces recibí un mensaje de texto de un número desconocido. Lo abrí y...
- Bill, ¿Estás bien? - me preguntó Paul.
- ¿Qué me ha pasado? - le pregunté.
- Te desmayaste al ver este mensaje de móvil.
- Léemelo.
- A ver... "Bill, soy Mar. Mis padres me han contratado cobertura internacional en el móvil, ya que, al final, voy a rodar la película contigo. Ya han firmado el contrato. El direcor vino a España para que lo firmaran. Te envío este mensaje para hacerte saber que llegaré dentro de seis horas al aeropuerto de Los Ángeles. Espero que me vengas a buscar al Aeropuerto."
- Tengo que irme - les dije.
- Bill - me dijo Billy -, ¿Acaso esa es la chica que te gusta?
- Puede que lo sea - dije ruborizado.
- ¡Es ella! ¡Lo he adivinado! Un momento... Si viene volvemos a rodar, ¿Verdad?
- Exactamente - le sonreí maliciosamente antes de ir a mi habitación a por unas cuántas cosas.
Recojimos nuestras cosas y volvimos a Los Ángeles en avión. Tío Sam nos traería nuestros coches dentro de unos días. Cunado llegamos, recibí otro SMS de Mar preguntándome dónde estaba.
- "Estoy en el aeropuerto. Me había tomado un descanso en casa de mi tío en Las Vegas. ¿Dónde estás?" - le respondí vía SMS.
- "¡Yo también estoy en el aeropuerto de Los Ángeles! Estamos en una cafetería de afuera esperandote." - me respondió.
- Aahh... Me está esperando... - suspiré y escuché risitas detrás de mí, pero no me importaron en ese momento -. Un segundo, ha dicho nosotras.
Llegué a la cafetería en la que estaba Mar y vi que había venido con Ana.
- Hola chicas.
- ¡Bill! ¡Que alegría volver a verte! ¿Cómo te encuentras? - me dijo Mar emocionada.
- Bien. No pensé en verte aquí Ana.
- El director me ha contratado para ser una secuaz de tu hermano malvado.
- ¡Uy que bien! - dijo Billy apareciendo detrás de mí -. Será secuaz mía.
- ¿Quién es él? - me preguntó Mar.
- Es mi hermano gemelo siamés idéntico Billy - le respondí -, pero él es gay.
- Hola - les dijo Billy.
- Ya lo creo que sois idénticos - dijo Ana -. Tenéis el mismo tono de voz.
- Y no sólo es el tono - dijo Mar -. Llevan incluso la misma ropa, el mismo peinado y el mismo maquillaje. Si Bill no fuera de incógnito, creo que nadie lo hubieran reconocido igualemente.
- Podemos probarlo antes de que me haga famoso - me propuso Billy.
- Vamos a casa, chicas - les dije.
- ¿A tu casa? - me preguntaron sorprendidas.
- ¿Por qué no? Aún tengo habitaciones y vuestros padres no pagarían vuestro hotel.
- Voy a llamarles - me dijo Mar. 
Mar habló con sus padres unos 15-20 minutos. Cuando colgó, me dijo:
- Nos dejan quedarnos con vosotros.
- Que bien - dijimos Billy y yo a la vez.
Fuimos a casa andando. Quedaba un poco lejos, pero un poco de ejercicio no hacía daño a nadie. Cuando llegamos, abrí la puerta y grité:
- ¡Hola Tom-to! ¡David! ¡Georg! ¡Gustav! ¡Elisabeth! ¡Hemos vuelto!
- ¿A quién llamas tonto? - me dijo Tom levantándose del sofá -. Te he estado esperando días. ¿Quiénes son ellas?
- Ellas son unas chicas catalanas que rodarán la película conmigo y Billy. Se quedaran aquí con nosotros.
- ¿Se lo has dicho a alguien?
- A sus padres. No tendrán que pagarles el hotel.
- Que remedio.
- ¡Bill! ¡Al fin vuelves! - dijo David entrando en el comedor.
- Hola David. ¿Cómo estás?
- Bien. ¿Y estos pequeños? ¿Són Luke y Leia? Oh, hola chicas.
- Hola David - dijeron las dos a la vez.
- ¿Són ellas? - me preguntó David.
- Sí, son ellas - le dije -. Cómo ya te he comentado por teléfono, lo mejor sería tenerlas aquí. Así nos irá mejor para ensayar. Ah, tío Sam vendrá dentro de unos días con nuestros coches.
Les enseñé a las chicas las habitaciones en las que podrían estar en el piso de arriba. Elisabeth me pidió perdón por cómo se había comportado el otro día y les propuso a las chicas que durmieran a las habitaciones contiguas a la suya. Mar y Ana decidieron que estarían en habitaciones separadas. Después nos fuimos a comer. 
Después de comer, llegó Justin.
- ¡Hola Bill! ¡Has vuelto!
- Hola Justin - le dije -. Espero que hayas practicado canto.
- Joe me ha ayudado un poquito mientras estabas liado. He podido cantar Judas de Lady Gaga sin desafinar ni asesinar la canción. Y con la entonación correcta.
- A ver, canta.
Justin se puso a cantar Judas y me pareció que la cantaba una Lady Gaga de 17 años con voz de chico de 14. Fue tan gracioso, pero no me reí. Justin se había esforzado mucho para conseguir afinar y cantar en la entonación correcta.
- ¿Qué te parece? - me preguntó Justin al terminar.
- Sólo te falta cambiar la voz - le respondí -. Entonces estarás perfecto.
- ¡Genial!
Justin se quedó un rato con nosotros. Georg y Gustav también me pidieron disculpas por lo que había pasado. El único que no se sentía culpable era Tom. Odiaba que nuestros hermanos estuvieran allí.
Pasó la tarde y Justin se fue a casa. Entonces le pregunté a Mar:
- ¿Que te parece si te llevo a algún sitio a cenar?
- ¿Tú y yo solos? ¿No sería un poco sospechoso? - me contestó.
- No, tranquila. Iremos a un sitio que yo sé. Y si nos pilla algún paparazzi, simepre puedo decir que eres la actriz que sale conmigo en la peli haciendo de mi novia.
- Bueno, pero sólo porque eres mono - dijo sonriendo.
- "¡Ha dicho que soy mono!!! ¡Y ella es tan mona!!" - pensé emocionado.
- ¿Bill? ¿Te encuentras bien?
- Sí, estoy bien. ¿Nos vamos?
- Vamos.
Nos dirigimos andando hacia el restaurante. Mientras andábamos, Mar me cogió la mano. Cuando eso ocurrió, me puse nervioso y empecé a sudar.
- Bill, estás sudando. ¿Qué te pasa? - dijo algo asustada.
- Es que... Es la primera vez que voy con una chica que no es mi hermana a un restaurante solos y estoy algo... Nervioso.
- Tranquilo... Estaremos bien.
- Esto... ¿Has ido alguna vez en un restaurante que parezca una cueva?
- Una vez con mis padres, cuando era pequeña, en Venecia. Cuando volví hace cuatro veranos ya lo habían cerrado y el hotel de al lado se había quedado el local.
- Vaya... ¿Había algún elemento llamativo?
- Aparte de las estalacititas, había una gárgola y creo que estalagmitas, pero no me fijé bien en el suelo. Ah, y alguna pintura rupestre falsa.
- Pues en esta hay todo esto y murciélagos vivos.
- ¿Sueltos?
- Sólo los sueltan si a todos los clientes presentes les parace bien y no les molesta.
- ¡Guay!
- ¿Te gustan este tipo de cosas?
- Soy un poco gótica.
- Lo he notado. Pero no pensé que de carácter también.
- Pues sí, de carácter es dónde soy más gótica.
- Interesante...
Llegamos al restaurante. Se llamaba "The cave" (La cueva). Cuando entramos le pedí a Mar que se esperase en la puerta un momento, que iba a conseguir una buena mesa. Me dirigí al hijo del propietario y le dije al oído con voz de ultratumba:
- Jio... Jio Kaulitz... Te voy a matar... Ha llegado tu hora...
- Bill, tío, no tiene grácia - se giró y me vió con una máscara de una calavera -. ¡Joder! ¡No me mates! ¡Por favor no quiero morir!
- Te estoy tomando el pelo Jio - dije quitándome la máscara.
- Vale que seamos primos, pero eso no te da derecho a darme estos sustos.
- Jio... ¿Crees que podrías darme la mejor mesa de todo el restaurante?
- ¿Acaso tienes una cita?
- Bueno... Más o menos.
- ¿Te le vas a declarar hoy?
- Puede... ¿Me vas a dar esa mesa o no?
- Tienes suerte de que aún esté libre.
Fui a recoger a Mar en la entrada con Jio y él nos llevó hasta la mesa indicada. Era la que estaba al lado de la ventana y tenía más jaulas de murciélagos encima.
- Esto... ¿Que quieres comer? - le pregunté.
- ¿Qué es esto de espaguetis a la salsa Kaulitz? - me dijo Mar.
- Jio...
- Es una salsa que mezcla queso Cabrales y queso Roquefort... - dijo Jio.
- No me digas más - le interrumpió Mar -. Ya sé que quiero.
- De acuerdo, unos espaguetis a la salsa Kaulitz.
- Que sean dos - le dije a Jio -. Sabes que me encanta cómo la hace tu madre.
- ¿Y para beber?
-¿Quieres coca-cola? Tienen coca-cola. ¿Te gusta la coca-cola Mar?
- Sí, me gusta - me respondió ella con una sonrisa.
- Entonces dos coca-colas.
Jio se fue y entonces Mar me preguntó:
- Ese chico es familia tuya, ¿Verdad?
- Sí. Mi bisabuelo tuvo 20 hijos y mi abuelo tuvo 5. Hay Kaulitz casi por todo el mundo. Pero todos somos originarios de Alemania.
- Cómo deben ser las comidas familiares. ¿Un show verdad?
- Sí. A veces los adultos están tan borrachos que los jóvenes nos sacamos una pasta vendiendo entradas para que la gente vea a nuestros padres haciendo el idiota borrachos. A veces incluso dejamos a la gente que lo grabe por un precio no muy alto y también vendemos DVD's de veces anteriores.
- Cómo sois.
- Siempre aprovechamos oportunidades de negocio.
- No me gustaría que mis hijos fueran así.
- A mí tampoco, pero sacamos entre 10.000 y 100.000 euros cada vez para cada uno de nosotros.
- Creo que sí que me gustaría que mis hijos fueran así.
Llegó Jio con nuestro pedido y lo dejó en la mesa. Luego me preguntó:
- ¿Suelto a los murciélagos? Las otras mesas están de acuerdo.
- Mar, ¿Te gustaría que soltaran a los murciélagos?
- Vale, será divertido comer con ellos revoloteando e intentando quitarnos la comida. ¿Pueden quitarnos la comida?
- Han comido antes, pero si alguno se ha quedado con hambre puede intentarlo - le dijo Jio a Mar.
- No pasa nada si lo intentan.
- De acuerdo, ahora los suelto.
Jio se fue y minutos después se abrían las jaulas de los murciélagos. Estuvimos comiendo y a la vez asustando a un murciélago vampiro que al final se fue a otra mesa. Después de cenar y pagar la cuenta, le pregunté a Mar:
- Esto... ¿Hay alguien que te guste? - dije algo ruborizado.
- Bueno... Sí lo hay, pero no te diré quién és - dijo ruborizada -. ¿Porque quieres saberlo?
- Por nada...
- Bill, dímelo.
- Bueno... Es porque... Tú... A mí... Me gustas...
- ¿Te... Gusto...? - dijo totalmente ruborizada.
- Sí... - ahora el ruborizado y rojo cómo un pimiento era yo. Bueno, los dos -. Mejor... Dicho... Te amo...
- Bill... Yo... También... Te amo...
Justo después de que ella dijera eso, creí que mi corazón saldría de mi pecho y se pondría a baliar la coreografia de "Thriller", el "moonwalk" y finalmente volvería dentro de mi pecho. Justo después de comprobar que eso no había pasado, le pregunté:
- Entonces... ¿Quieres salir conmigo?
- Yo... Sí, quiero salir contigo.
La besé. Fue un beso muy leve, pero lo suficiente largo cómo para que Jio lo viera.
- ¡Es oficial! - gritó Jio desde el otro lado del restaurante -. ¡Mi primo se ha echado novia!
- ¡Jio cállate! - le grité.
- ¡Vale primo!
Nos fuimos del restaurante. Sin que se diera cuanta nos llevamos una de las crías de zorro volador que tenía para joderle un poco. Cuando llegamos a casa no tenía ganas de ir a mi cama a dormir con Paul y me fui con Mar a su habitación. Esa noche dormimos juntos y abrazados el uno al otro.