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22 de setembre del 2011

Diario de un vampiro: Bill Kaulitz - 13 de Septiembre


Me desperté en un sitio desconocido y con un peso encima. El peso era Paul. Lo eché hacia un lado descubriendo que estábamos los dos desnudos. Parece que nos habíamos pasado con el alcohol. Tenía un dolor terrible de cabeza. Me levanté y busqué el baño para ir a ducharme. También me dolía el culo. Algo pasó anoche y, para empezar, era Martes 13, día de mala suerte.
- ¿Bill? - dijo Paul mientras estaba en la ducha.
- Estoy en la ducha.
- ¿Y dónde se supone que está la ducha?
- La puerta que hay al lado de la cama.
Paul entró al baño sin llamar y se miró al espejo.
- Me duelen la cabeza y los testículos. ¿Qué demonios hice anoche? - se dijo a sí mismo.
- Paul, ¿Tengo algo en el culo? - me dí la vuelta para que lo viera.
- Parece cómo si te hubieran dado con un pene del mismo tamaño que el mío.
- A mí me duele el culo y a ti el pene. Relaciona ambas cosas y, ¿qué tenemos?
- Que te he estado dando por culo toda la noche. Un momento... ¿Cuando he hecho eso? És imposible, ninguno de los dos es gay.
- Geneticamente, puede que nuestros hermanos siameses nos hayan pasado esos genes y sólo sea una pequaña parte de nuestra orientación sexual casi imperceptible. ¿Cuál es tu siamés?
- Tom, estábamos pegados por el brazo.
- Ahora entiendo el tatuaje. Antes de que Tom perdiera la memória, él era abiertamente gay. Cuando la perdió, se volvió cómo es ahora.
- ¿Querías a ese Tom?
- Era muy mono y le encantaba la física cuántica y la química avanzada. Yo le ayudaba a aprender eso. Además, tenía un carácter muy agradable.
- Bill, lo que ha pasado esta noche será nuestro secreto, ¿De acuerdo?
- Y no tenemos que contárselo a nadie.
Llegamos a casa con resaca y doloridos, cada uno en la parte que le pertocaba.
- ¿¡Dónde estábais!? ¡Quedamos en que llegaríais anoche antes de las tres! - nos gritó Elisabeth.
- Bill, he venido a por mi clase - dijo Justin apareciendo al lado de mi hermana.
- No me encuentro muy bien - dijimos Paul y yo a la vez.
- ¡Eso no es excusa! - gritó Georg.
- ¿¡Dónde habéis pasado la noche!? - gritó a la vez que preguntaba Gustav.
- ¡ALEJATE DE MI BILL Y NO LO TOQUES! ¡NO ME CREO QUE SEAÍS HERMANOS MÍOS Y NUNCA LO CREERÉ! - gritó Tom a todo pulmón mientras me cogía del brazo y se me llevaba a su habitación. Allí me encerró durante unas horas.
Durante ese plazo de tiempo en el que estuve encerrado, escuché gritos y quejas, a la vez que pasos y equipaje tirado por ventanas.
- ¡VOLVED A VUESTRA PUTA CASA! - gritó Tom a mis cinco hermanos de repente.
No pude evitar llorar en ese preciso instante. Les había cogido cariño a todos. Grité a todo pulmón. Toda la ciudad de Los Ángeles podía oírme si gritaba al máximo. Aún así no lo entendieron. Tom, Georg, Gustav y Elisabeth los echaron de casa cómo quién tira algo a la basura. Cuando Tom abrió y me vió llorando, me preguntó:
- Pequeño, ¿Qué te pasa?
- Que me voy de aquí, eso pasa.
- Pero, ¿Porque?
- Has echado a nuestros hermanos sin escrúpulos. Me voy de esta casa antes de que me contagies tu estupidez.
- Bill, ellos no són nuestros hermanos.
- Sí lo són.
- ¿Tienes pruebas?
- Me voy a hacer las maletas.
Fui a mi habitación y empecé a sacar ropa de mi armario y ponerla en una maleta especial que tenía yo. Esa maleta no tiene fondo y puede ponerle cualquier cosa que no pesa casi nada. Después cogí mi maquillaje y demás cosas, libros incluidos. Cuando lo tuve todo en la maleta, la cerré y salí de mi habitación. Salí de la casa y subí mis cinco coches a un camión que tenía y me fuí a la búsqueda de mis hermanos. Pero antes pasé por el banco y les pedí que bloquearan el acceso a mi cuenta bancaria a Tom y Elisabeth. Los vi en el parque y pude escuchar su conversación de lejos.
- ¿Cómo quieres que Bill venga despúes de cómo nos han echado? - dijo Satán.
- Va a venir. Confío en él - dijo Paul.
- ¿Porque confías en él? - dijo Natalia -. Apenas lo conoces.
- Paul, ¿Hay algo que no nos hayas contado? - dijo Carlos.
- Carlos, recuerda que desde que murió Cristina, Paul apenas ha confiado en nadie - dijo Billy -. Si confía en Bill, será por algo.
- Chicos - todos se giraron a mirarme -. Hola.
Paul no pudo contener las ganas de abrazarme. Los niños también me abrazaron, concretamente mis piernas.
- Vale - dijo Jorge -. ¿Ahora que hacemos?
- Tendremos que buscar un sitio en el que vivir - dijo Natalia.
- De momento, sé dónde podemos ir - dije -. Sólo habrá que conducir hasta Las Vegas.
Subimos el coche de Carlos y las cosas de todos al camión y los chicos se puso en la cabina- limusina que tenía. Puro tunning de la casa Kaulitz. Nos paramos en una estación de servicio a la hora de comer.
- Bill, ¿Estás cansado? - me preguntó Billy mientras comíamos.
- No por ahora, pero necesitaré alguien que conduzca por la noche - le contesté -. ¿Alguien tiene carné de camionero?
- ¡Yo! - dijeron Billy y Paul a la vez.
- Vale. Paul duerme ahora y Billy conduces por la tarde.
- A mí me toca conducir por la noche - dijo Paul.
- ¿Porque querías saberlo? - preguntó Carlos.
- Porque si varios podemos conducir en diferentes horas, llegaremos antes a Las Vegas - le respondí -. Además, Tom no sabría llegar a casa de Tío Sam a menos que Elisabeth se lo indique.
Después de comer, Billy condució y Paul intentó dormir mientras yo, Tomy y Goku jugábamos a un juego de lucha que yo mismo había creado con todos los miembros de la familia.
- Tío Bill, ¿Cómo has hecho eso? - me preguntó Goku.
- ¿Hacer el qué? - le respondí.
- El Kamehameha.
- Es que juego mucho y esto aparece hacia el nivel 50.
- ¿Contra quien juegas?
- Contra el juego. Modo historia. Me lo he pasado diez veces.
- ¿Puedo jugar en modo historia - preguntó Tomy.
- Espera que te hago el personaje.
Cogí el ordenador portátil, le conecté la targeta de memoria en la que estaba el juego e introducí las características y el carácter de Tomy a la vez que hacía su personaje en 3D. Después volví a enchufar la targeta y Tomy pudo jugar con su propio personaje en el modo historia. Mientras, fuí preparando los personajes de mis hermanos y sobrinos.
Llegamos a Las Vegas al anochecer. Le fuí indicando a Billy por qué calles debía ir hasta que llegamos a casa de tío Sam. Mejor dicho, mansión. Bajé del camión para llamar al interfono.
- ¿Si? ¿Quién es? - me preguntó tío Sam por el interfono. Tío Sam tiene una voz intermedia entre la de un hombre y la de una mujer,. bastante parecida a la mía.
- Tío Sam, soy Bill. Traigo el camión y a mis hermanos y sobrinos reencontrados. Hemos huído de Tom y necesitmos un sitio dónde escondernos por un tiempo.
- Pasad.
La reja se abrió y entramos el camión. No había mucha distancia entre la puerta de la mansión y la reja. Tío Sam ya estaba en la puerta y le indicó a Billy dónde aparcar el camión. Bajé y abrazé a mi tío.
- Tiempo sin verte, tío Sam - le dije cuando lo solté.
- ¿Qué ha hecho Tom esta vez para que vengas con tus hermanos reencontrados? - me preguntó tío Sam mirándome fijamente a los ojos con sus ojos color lila.
- Tom los ha echado de casa, sin creerse las pruebas de ADN, cuando volví de fiesta con Paul.
- Ah, si. El pelirrojo que se quedó atrapado en el ascensor con su novia por culpa de tu "doble".
- Sí, ese mismo.
- Coged vuestras cosas y entrad - les dijo tío Sam a mis hermanos y luego se dirigió a mí -. Os daré las mismas habitaciones que cuando eras pequeño.
- ¡Genial!
Tío Sam es un hombre muy amable, es el hermano de mi padre. Mide 1 metro 80 y tiene el pelo natural de color madera. Todo un fenómeno que las leyes de la genética aún no han podido entender. Tío Sam también es un vampiro, mamá lo convirtió hace años, cuando él apenas tenía 18. Nos indicó nuestras habtiaciones y nos fuimos a dormir todos excepto Paul, que se quedó hablando con tío Sam hasta tarde.
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Y así transcurrió ese Martes 13 de Septiembre.


Gute Nacht!!!


Bill.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Emmmm déjame adivinar sos hombre, de entre unos 17 a 20 años, homosexual reprimido y te gusta Bill verdad? ah si adivine, lo sabía por eso haces estas estupideces (Y) pobre patético

Mar ha dit...

Pues mira, soy mujer y escribí esto con 15 años. Ya ni me acordaba de este blog, así que gracias por recordarme que existe.

Que te vaya bien sin novia ni vida social, porque es obvio que no tienes. Yo sí tengo novio y soy muy feliz.

Que te vaya bien tu vida sin amigos.